Debido a la pandemia de la COVID-19, el municipio de San Lorenzo, en Ahuachapán, suspende la Feria del Jocote por segundo año consecutivo. Según los productores de la zona, cada año recibían aproximadamente 10,000 turistas.
El festival se desarrolló durante ocho años y tuvo una participación de aproximadamente noventa emprendedores, entre productores, artesanos y gastronomía. Entre los platillos que destacaban, los turistas disfrutaban del dulce de jocote, pupusas de jocote, curtido de jocote y diversos helados elaborados con la fruta.
«La verdad no recibir turistas es un golpe duro, pero también estamos conscientes del virus, sabemos que mata, entonces hay que valorar; festival no hay, pero pedimos a los turistas que venga de vez en cuando. San Lorenzo es bonito y pueden comprar sus jocotes, estamos en la mera época», expresó Álvaro Ascencio, un productor de San Lorenzo que se dedica a este rubro desde hace 25 años.
Según los productores, la pandemia del coronavirus ha golpeado fuertemente sus economías y no recibir turistas se suma a otro aspecto determinante. El año pasado registraron una pérdida de medio millón de libras de jocote debido al cierre del comercio local y este año se han visto en la obligación de bajar precios, para tratar que el producto no se arruine.
A pesar de que han abierto una brecha para la industrialización y una parte es exportada, no es suficiente el mercado para comercializar la fruta. 1 millón de libras de jocotes son producidas en San Lorenzo, según la cooperativa Coapjsal de R.L, que es la encargada de la exportación y productos derivados del jocote, que se exportan como la pulpa y jalea.
Este municipio es considerado la cuna del jocote Barón Rojo, a escala nacional, los productores cultivan entre 800 manzanas de tierra, es distribuido en el mercado nacional y otra parte exportada a los Estados Unidos. Los precios de la fruta varían según su movimiento en el mercado local.