Estamos en la semana de la transparencia, destinada a reflexionar sobre los retos en todos los ámbitos del Estado para dar cuentas claras y señalar la falta de controles. Por eso fue muy atinada la pregunta contenida en la última encuesta del Instituto Universitario de Opinión pública (Iudop), de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en torno a la percepción que hay sobre la corrupción de los partidos políticos.
La corrupción de los institutos políticos solo se había señalado con números para evidenciar los desfalcos en las administraciones pasadas, es decir, los $300 millones durante el gobierno de ARENA de Antonio Saca o los $351 millones durante el gobierno de Mauricio Funes, del FMLN.
Sin embargo, la última encuesta del Iudop también preguntó sobre partidos políticos y corrupción. Es así como llegamos al 81.6 % de corrupción en ARENA y al 78.9 % de corrupción del FMLN, que los coloca como las instituciones más putrefactas en la sociedad salvadoreña. Lo importante a destacar es que ambos partidos políticos gobernaron el país durante 30 años, por lo que su desempeño en esas tres décadas tiene que ver con la percepción negativa actual.
En el otro extremo, los salvadoreños entrevistados por la UCA eligieron a Nuevas Ideas como el partido con menos corrupción, con el 11.5 %. Así las cosas, no es de extrañar que la línea de acción de ARENA-FMLN-PDC en contra del gobierno sea la de querer cambiar ese discurso y buscar empañar la gestión de la administración del presidente Nayib Bukele. Destaca que en el tercer lugar de partidos corruptos está el PDC, de Rodolfo Párker, con un 49.1 %, que sigue los pasos de sus aliados políticos.
Pero no se trata solo de la percepción o de la mala gestión de un par de presidentes. ARENA y el FMLN cobijan a gente que está involucrada en manejos oscuros, tanto así que el actual jefe de fracción de ARENA, Carlos Reyes, ha triplicado su fortuna en los años en que ha sido diputado.
En esta semana de la transparencia también hemos visto cómo la bandera de $360,000 de la alcaldía de San Salvador era destrozada por el viento, mientras el alcalde Ernesto Muyshondt salía al paso alegando acciones «vandálicas». En el lado del Frente, el que se vendió como adalid de la transparencia, Gerson Martínez, avaló una red de ingenieros con títulos falsos que se encargaron de ejecutar obras por encargo del MOP que él dirigía. Ni hablar de Sigfrido Reyes y sus negocios inmobiliarios millonarios.
¿Veremos a una comisión especial investigar el origen de la riqueza de Carlos Reyes? Todo indica que el jefe de la bancada de ARENA estará tranquilo, gracias a la lógica que impera en la Asamblea, en donde una comisión especial es una estrategia para golpear a los adversarios, no una búsqueda de la verdad y la justicia.