El embajador de Chile en El Salvador, Renato Sepúlveda dice que el pueblo chileno “habló” este domingo en el plebiscito y pidió una nueva Constitución que esté en la sintonía con la realidad política que vive ese país suramericano. Hasta el momento se desconoce cuáles serán los temas que se abordarán en la nueva Constitución chilena, que estaría lista para 2022, sin embargo no duda que sean abordados los derechos humanos, salud, educación y pensiones. El diplomático valora que la participación de todos sectores en clave para ponerse de acuerdo en crear una nueva Constitución y contrastó que en El Salvador no existe la figura del plebiscito. La semana pasada, el vicepresidente de la república, Félix Ulla dijo que la sociedad civil podrá presentar sus propuestas de reforma a la Constitución a través de un portal web que será diseñado por la Secretaría de Innovación de la Presidencia de la república.
Hay un alto porcentaje de chilenos que votó a favor de una nueva Constitución, ¿Qué representan estos resultados de domingo para la hermana república de Chile?
Primero que nada, este es un hecho histórico relevante. Se confía en el electorado, que el pueblo decida su propio futuro camino. No está trazado cuáles son los artículos los cuales se van a implementar dentro de la Constitución, sino que básicamente se ha decidido por el 78%, de más de los siete millones y medio (de chilenos), que va a haber una nueva Constitución.
Primero que nada, es la más alta votación después de que el voto en Chile es voluntario. Segundo, el 78% significa que cuatro de cinco chilenos están en la decisión de que exista una nueva Constitución. Esto, afortunadamente por lo que se está analizando, representa no solamente la eventual oposición al gobierno, sino que prácticamente también líderes de los partidos políticos que apoyan al gobierno también participaron y gente del gabinete también tomaron la decisión de aprobar.
Y esto también es un hecho histórico en el sentido de que no solamente las elecciones presidenciales votan también los chilenos que viven en el extranjero, sino que también en este plebiscito. Aquí, por ejemplo, votó prácticamente el 67%, el segundo porcentaje más alto de chilenos por país que han participado.
Fue un hecho también importante en el sentido que no hubo ningún hecho vandálico, todo se realizó normalmente. A pesar de estar con el tema de la pandemia, la gente cumplió perfectamente las condiciones, se guardó las distancias sociales, no se permitió el tránsito de gente al interior del local de votación y todos cumplieron su papel. Esto fue una jornada, digamos, feliz y tranquila.
Ahora está por verse y lo bueno es que este gran porcentaje significa que toda la gente, que todos los sectores quieren avanzar en una nueva Constitución, eso, por una parte. Hubo dos preguntas (en el plebiscito): una era si aprueba o rechaza (una nueva Constitución) y la segunda pregunta era qué tipo de organización se daba con estos constitucionales; una era: todos elegidos directamente, los 155 o sino la mitad iban a ser políticos, parlamentarios electos actualmente y mitad de eso y mitad gente de afuera.
Hay una segunda lectura: la gente no quiere involucrar a los políticos en esta nueva decisión. Ahora, eso es así, pero como se sigue adelante, por ejemplo, la elección de estas 155 personas se va a hacer basado en la cantidad de distritos que hay en el país.
Es decir, por ejemplo, en el caso que fuera San Salvador. San Salvador elegiría 24. La gente votaría por 24. Hay una organización política y por supuesto que los pactos políticos van a presentar sus candidatos.
Hay una novedad también en el sentido que el 50% de los electos, no de los que se candidatean, sino los electos tienen que ser mujeres. O sea, ahí puede salir una mujer que no está en los 24, por ejemplo. Si de los 24, 10 son mujeres tienen que elegir dos más, aunque no están en las votaciones más altas van a tener que participar. Hay paridad en los electos, no en las candidaturas.
Por otro lado, hay un tema pendiente todavía ahí: hay un 12% de gente de pueblos originarios los que van a tener una participación. No se sabe cómo lo van a hacer. Se estima que ahora va a haber una boleta distinta para la gente que es originaria para que elija dentro de ellos. Es bien novedoso el sistema, es bien novedoso cómo se va a organizar.
El 11 de enero (de 2021) se tienen que presentar las candidaturas, se inscriben las candidaturas. El 11 de abril se vota eligiendo a los constituyentes, que en esa elección también hay otras elecciones como alcaldes, concejales, gobernadores. Y esto es un proceso que va a abarcar como siete elecciones en el próximo año porque después está la segunda vuelta de los gobernadores, después el 4 de julio está la primaria presidencial, en noviembre está la primera vuelta presidencial, en diciembre está la segunda vuelta presidencial y con las presidenciales también están las parlamentarias. O sea que es un año totalmente político.
¿Qué dijo el pueblo el domingo en el plebiscito?
El pueblo al final ha hablado. Ha hablado que quiere una nueva Constitución y punto, porque no se sabe cuáles van a ser los contenidos, porque van a depender del día 11 de abril en que se elijan los constituyentes. Se parte de cero.
¿A cuáles avances democráticos se les abren las puertas con una nueva Constitución?
Yo creo que va a ser una Constitución más moderna, que va a tener más asidero en la realidad del país. Entiendo por el casi 80% que sacó que va a ser bastante moderada porque todos los sectores van a poder participar, pero estamos especulando del contenido porque no sabemos cómo viene la mano en materia de quienes van a ser los electos. Se entiende que debe de ser gente que conozca el tema constitucional, se entiende gente que ha participado tanto en la conformación de las leyes como en la interpretación de las leyes y gente de opinión dentro del país.
¿La actual Constitución limitaba derechos, participación?
Yo creo que es un poquito falaz. Efectivamente el origen de la Constitución fue 1980 con el gobierno militar del presidente (Augusto) Pinochet, pero después de Pinochet a partir del año 89, de los 120 artículos que tiene la Constitución, más de 90, creo que 94 han sido reformados y modificados, y en el año 2005 el presidente (Ricardo) Lagos junto con su gabinete proclamó una Constitución reformada. Por lo tanto, el origen es del gobierno militar, pero en la práctica las modificaciones se han hecho todas en democracia. Ahora hay que ver si todas esas modificaciones representan al Chile de hoy.
¿La nueva Constitución podría significar un antes y un después del militarismo?
Bueno, más de 30 años ha estado la democracia y el gobierno de Pinochet estuvo 17 años. Entonces, Chile ha funcionado, Chile ha crecido. La condición de la calidad de vida ha mejorado, pero aparentemente la gente quiere más, que es natural, y quieren tener una Constitución más a la medida del Chile de hoy.
¿Cuándo terminaría este proceso iniciado para una nueva Constitución?
La gente, los electores se eligen en abril, yo diría que a principios de mayo debieran estar ya en ejercicio. De acuerdo al acuerdo del 15 de noviembre del año pasado estos debieran producir una nueva Constitución en un plazo de nueve meses, extensible a tres meses más, o sea a un año. Por lo tanto, esto debiera estar para ser ratificado, porque lo que acuerden en la Constitución va a tener que ser ratificado por un plebiscito en el mes de mayo de 2022. O sea, estamos al principio de la carrera, nos pusimos las zapatillas, nos pusimos la ropa, estamos listos, esperando que en abril den la partida, no sabemos cuál es el contenido real. Entendemos que hay muchas demandas de la gente: derechos humanos, salud, educación, pensiones que son los temas más graves que se han tocado y que se han reclamado.
En El Salvador se ha comenzado a hablar de reformas a la Constitución. ¿Cuáles considera que son los elementos que debe acompañar un tema como este?
Yo creo que el camino que plantea el gobierno de El Salvador es muy distinto a lo que se ha planteado en Chile. En Chile se decidió que la gente, que el pueblo votara si quiere o no quiere y que se elija constituyentes. Aquí hay una comisión que va a redactar algunas reformas, entiendo yo, y que esas deberán ser pasadas por la Asamblea Legislativa. Por lo tanto, el pueblo, el electorado directamente no tendría participación, salvo que se modifique esto y sea una norma plebiscitada o similar a la que hemos implementado en Chile
¿Todo este proceso requiere de mucho diálogo, de mucho consenso?
Mucho diálogo, mucho consenso, respetando la mayoría y creo que también las minorías. Requiere de mucho consenso, independiente del interés que tenga un gobernante o un partido político de incluirlas dentro de una nueva Constitución. Ahora, aquí también hay cláusulas pétreas que en Chile eso no va. (En Chile) la Constitución es abierta, es reformable, requiere de porcentajes mayores, requiere de dos tercios en el caso chileno y también los artículos que los constituyentes expongan van a tener que ser aprobados por los constituyentes, por dos tercios. No es una mayoría tampoco, lo que significa que con dos tercios va a estar más gente de acuerdo en la medida que se aprueben cada uno de los artículos.