En mi vida he entrenado a mi mente para ver lo mejor, lo positivo de cada situación, independientemente de lo personal, emocional, económico, espiritual o profesional. Es menester que no comencemos a vernos a nosotros mismos mediante los ojos de aquellos que no nos valoran o que sentimos que no nos valoran. Nosotros más que nadie sabemos lo que valemos y cuánto valemos a pesar de que ellos no. Bendita sea la incomodidad que nos hace o que nos hizo movernos de donde ya no pertenecíamos. Recordemos que donde hicimos las cosas bien, siempre nos van a extrañar.
En la ciencia, la física nos dice que todo lo que sube baja. Felicidad, tristeza, fracaso, dolor los hemos sentido todos, pero ese dolor que hemos sentido no será para siempre y no se compara a la alegría que viene en camino. Todo lo que vivimos o estamos viviendo nos está preparando para nuestros más grandes sueños; paciencia, perseverancia. Conservemos la calma y no perdamos nunca la fe y la esperanza. Lo mejor está por venir.
El abogado Centeno con «c» intenta vivir las aventuras de la vida bajo otras siete «c»: seamos nuestros propios «coach», tengamos carácter, comunicación, compromiso, contagiemos nuestra personalidad positiva, tengamos consistencia y tengamos cariño en absolutamente todo lo que hacemos.
Si fallecemos mañana, nuestros clientes o nuestra posición en la empresa —créanlo o no— sería sustituida inmediatamente en una semana o a más tardar en un mes. Por ello repito: entrenemos nuestra mente para ver lo mejor, lo positivo de cada situación; disfrutemos a nuestra familia, nuestros amigos y las aventuras de la vida. Somos sustituibles ante nuestros clientes, ante nuestro trabajo, ante nuestra empresa, pero jamás ante nuestra familia y nuestros seres queridos.
En virtud de lo antes manifestado, propongo lo siguiente: brillemos. Cierta oscuridad es necesaria para ver las estrellas. El sol, las estrellas, los relámpagos, las luciérnagas, un foco, una candela; cada una de ellas brillan de manera diferente. Asimismo, cada persona brilla a su manera y está bien. Brillemos como solo nosotros sabemos hacerlo.
Ahora, que jamás se apague el brillo de nuestros ojos. Puedes valer mucho, pero si estás en el lugar equivocado, no vas a brillar. Ejemplo: las personas no renuncian a los trabajos malos, sino a los pésimos liderazgos. Conduzcámonos en nuestras vidas creyendo en el trabajo en equipo. Tengamos la iniciativa y la voluntad de crear un gran equipo, nuestro equipo (relación personal o profesional); ninguna persona es experta en todo. Recordemos que las empresas más grandes, fuertes y exitosas se han construido con las personas más capaces e inteligentes, no mediante una sola persona. El exitoso Michael Jordan dice: «El talento gana juegos, pero el trabajo en equipo junto con la inteligencia, gana campeonatos»… y mira como brilla. Fijémonos en los actores y las actrices que reciben el Academy Award –Óscar a mejor actor/actriz o mejor película— siempre agradecen al gran equipo que los acompaña, así como al equipo de la academia… y mira como brillan. Por otro lado, Microsoft, una de las empresas más grandes del mundo, tiene una aplicación, una herramienta para mejorar y acelerar la comunicación denominada Teams… y mira como brilla.
No me queda más que decirles, sugerirles, asesorarles y, si me permiten, gritarles: El Salvador, ¡brillemos!