Las hermanas Karen Edilena Vásquez, de 18 años, e Imelda Azucena Vásquez, de 16, ya no tendrán que gastar en recargas de internet para sus celulares y lograr así recibir sus clases en línea. Desde el pasado lunes 22 de febrero, Karen fue beneficiada con la computadora que el Gobierno salvadoreño entregó a todos los estudiantes de bachillerato de su institución educativa.
«Para mí, es algo bonito que el presidente nos dé la computadora, porque es algo que nadie nos había dado; nadie se había preocupado por nuestra educación», aseguró Karen.
Karen e Imelda se sienten emocionadas porque aseguran que ya no tendrán que comprar paquetes de recarga cada tres días y utilizar el único celular que tenían para ver sus clases. Aunque por el momento solo Karen cuenta con computadora, porque es quien estudia bachillerato, asegura que compartirá la computadora con su hermana para que también pueda recibir sus clases sin problemas. «Siempre había deseado una computadora, pero nunca tuvimos el dinero para comprarla.
Pero ahora, con la computadora, se me hará más fácil para conectarme a las clases, porque antes tenía que decirle a una prima que me regalará internet, porque con el teléfono se nos hacía muy difícil, ya que tenía que estar poniendo recargas y era demasiado dinero lo que gastaba. Gastábamos como $50 al mes» dijo Karen. Con la computadora donada, la joven podrá recibir sus clases sin tener que gastar en saldo para el celular y con una conexión estable a internet.
«Aquí no pega tanto la señal, a veces por días no podía recibir las clases completas o hacer los deberes porque no me pegaba la señal, y esto si es que me alcanzaba el dinero para los paquetes de saldo», explicó. Antes de la pandemia, Karen viajaba desde Panchimalco hasta el Instituto Nacional Manuel José Arce, en San Jacinto, y su hermana hacia la escuela rural Cantón Crucitas, de Panchimalco. Aseguran que después de todo el esfuerzo hecho para estudiar, este apoyo tecnológico les permitirá concluir sus sueños de llegar a la universidad y lograr obtener su carrera.
«Mi sueño es ser una profesional en contaduría pública, ser auditora y ganar dinero y poder ayudarles a mis abuelos para la alimentación y la casa, porque a veces no tenemos ni qué comer», señaló Karen.
Por su parte, Imelda explicó que quisiera estudiar Lenguas Modernas en la universidad. Además de estudiar, las hermanas Vásquez se dedican diariamente a recoger ladrillos y además ayudan en la construcción de casas en Panchimalco. Con el dinero obtenido, que suma un aproximado de $5 diarios, colaboran en la economía familiar, ya que viven junto con sus abuelos, y de ellos el único que trabaja es el abuelo, quien viaja todos los días hacia Planes de Renderos para hacer trabajos de jardinería.
De acuerdo con María Rosario Vásquez Pérez, abuela de las estudiantes, sus nietas siempre han sido alumnas de excelencia, han mantenido buenas calificaciones y una conducta intachable, y por eso ella asegura que quiere que tengan la oportunidad de concluir sus estudios de bachillerato y lograr estudiar en la universidad las carreras que siempre han soñado.
«Trato de apoyar a mis nietas lo más que puedo, pero no tengo los recursos para darles todo. Sus papás las abandonaron, por eso quiero que ellas vayan a la universidad, para que salgan adelante y se superen pese a todas las dificultades económicas que hemos tenido. Ojalá y pudieran brindarles una beca para que ellas puedan lograr sus metas, ya que yo nunca tuve la oportunidad de estudiar», indicó María Rosario.