La selección nacional de El Salvador ha hecho historia en sus dos primeros partidos de la Copa Oro 2021. Nunca había conseguido dos triunfos consecutivos en esta competencia, y una de esas victorias fue ante Trinidad y Tobago, rival al que no vencía desde 2007. Pasados estos dos escaños, en el camino se le cruza México para cerrar el grupo A, uno de los favoritos por excelencia para ser el campeón del certamen regional. Esta es la mejor ocasión para que El Salvador le juegue sin complejos a los aztecas, que los seleccionados sean atrevidos, que se diviertan y busquen ampliar la buena racha.
Antes de iniciar la Copa Oro, jamás imaginé que El Salvador estaría líder del grupo a estas alturas, dos puntos arriba de México. Lo normal, y no es por ser pesimista, sino realista, es que hoy tendríamos que jugar contra el Tri buscando sacarle puntos de la bolsa, porque esos enfrentamientos casi los contamos como derrotas, y a la espera de que en otro grupo se diera una combinación de resultados. Eso es lo que hemos pasado por años y años, nos guste o no.
Sin embargo, la historia hoy es distinta. Hasta raro se siente ver esa tabla del grupo A con El Salvador en la cima, provocando una marea de memes que relacionan a El Salvador y a México en esa rivalidad que ha existido en la Concacaf. Por orgullo, por el empate sin goles del debut contra Trinidad y Tobago, a este compromiso el equipo del Tata Martino saldrá con todas sus armas, con la única misión de destrozar a la Selecta y subir al puesto que está acostumbrado para ver de reojo a sus adversarios.
Es que la Azul ahora no tiene la obligación, como poquísimas veces ha pasado: el necesitado de despojarse de las críticas es México. La prensa de ese país es voraz, no perdona ningún desliz, pero tampoco pone las barbas en remojo. Los periodistas siguen exigiendo, entre ellos, el polémico David Faitelson, que dentro de su personaje dice que no se le cruza por la cabeza, ni por accidente, que su selección pierda puntos hoy contra la Selecta. En el pensamiento del comunicador ni siquiera está la palabra «empate».
El llamado a estos jugadores que comanda Hugo Pérez, que ya nos regalaron dos buenos partidos, cuatro goles, seis puntos y el sabor de boca más dulce que hemos sentido en muchos años, es que salgan hoy a divertirse. No se pueden obviar las mejores condiciones de formación que tienen algunos de estos jugadores que militan en ligas competitivas que el roce con grandes figuras es todos los fines de semana, pero ahora hay que sacar esa técnica que también el salvadoreño tiene, la picardía que no vemos en otro futbolista de la región de Concacaf.
Mañana vamos a estar pegados al televisor esperando que la Selecta saque otro buen resultado que le infle aún más el pecho en los cuartos de final. Pase lo que pase, la Selecta ya está en esa fase, no importa el rival que venga, pero hoy, además de hacerle un buen partido a México, está el chance de que sea la Copa Oro más importante para el fútbol salvadoreño y que, dando pequeños pero importantes pasos, se logre clasificar a las semifinales, las que nunca hemos podido tocar. Y, por último, tal vez le provocamos una que otra cólera a Faitelson.