Las tenues luces del Teatro de Nacional de San Salvador y Santa Ana envolverán con su esplendor a la Orquesta Sinfónica de El Salvador, OSES, quien interpretará el programa «Feliz cumpleaños Beethoven» en el marco del 250° aniversario del natalicio del genio compositor alemán Ludwig Van Beethoven.
En esta ocasión la OSES recreará el concierto brindado en el año 1800, en el que Beethoven estrenó su revolucionaria «Sinfonía n.° 1 opus 21», acompañada del «Septeto opus 20».
De igual manera, la Compañía Nacional de Danza presentará en ambos conciertos la pieza coreográfica “Líquido”, inspirada en el «Septeto en mi bemol mayor op. 20» (1799).
La interpretación se llevará a cabo el 16 de diciembre a las 6:30 p. m., en el Teatro Nacional de San Salvador, y el 17 de diciembre a las 6:00 p. m. en el Teatro Nacional de Santa Ana.
Beethoven y la música
El músico alemán Ludwig Van Beethoven, fue un músico alemán que se ha convertido en uno de los compositores y músicos más conocidos a nivel mundial y uno de los más importantes de la historia, por lo cual, 250 años después de su nacimiento, sus composiciones siguen tomando vida en recitales y conciertos, e incluso utilizadas en bandas sonoras.
Se considera que Beethoven nació un 16 de diciembre, aunque no se conoce la fecha exacta del natalicio, ya que fue bautizado el 17 de ese mes, de 1770 en Bonn, Alemania.
La música de Beethoven se enmarca dentro de lo que sería el período clásico, donde la melodía sufría muchos cambios. En ese contexto, aprendió de músicos como Joseph Haydn, Antonio Salieri quienes fueron sus maestros, y su referente fue Wolfgang Amadeus Mozart.
Las obras de Beethoven tuvieron varias adaptaciones.
De 1770 a 1800, Beethoven aplicó fórmulas más clásicas, similares a las de sus maestros Mozart y Haydn. La primera sinfonía, los cuartetos opus 18 y el Septet opus 20 son de esta etapa.
De 1801 a 1814, sus obras cambiaron, volviéndose más expresivas, más densas y con cambios bruscos de tonalidad. En esta etapa destaca el Concierto para violín o la Opus 57.
De 1815 a 1827, el músico experimenta con absoluta libertad melódica. En este periodo surgen sus últimas sonatas para piano y obras como opus 106, la Misa Solemnis en re mayor, Hammerklavier, y la Novena Sinfonía, donde introduce la voz humana, por primera vez.
Esta última fue declarada en 2001 como Patrimonio de la Humanidad.