Cualquiera diría que es absolutamente imposible capturar a 16,000 pandilleros asociados al crimen organizado en solo 30 días, lo que equivale más o menos a un promedio de 500 capturas cada 24 horas. Pues bien, el presidente Nayib Bukele, comandante general de la Fuerza Armada, y su Gabinete de Seguridad lo han logrado.
Y más aún, lo han hecho prácticamente sin tener que disparar, pues de manera aparentemente inexplicable, esos peligrosos criminales no han presentado resistencia.
Digo que este último aspecto es inexplicable porque, en realidad, sí tiene una explicación: la estrategia tan milimétricamente articulada colocó a esos criminales en una situación tal que, aunque quieran, ya no tienen capacidad de resistir.
¿Pero cómo es que esto ha sido posible? Mirando en retrospectiva se puede descubrir el magistral paso a paso de esa estrategia o, al menos, algunos de esos pasos imprescindibles.
Primero: retomar el control total de las cáceles, en donde las pandillas habían establecido su puesto de mando.
Segundo: aumentar progresivamente el pie de fuerza militar y policial.
Tercero: moralizar a esa fuerza mejorando de modo sustantivo su salario, y modernizando su equipo, sus medios y sus armas, incluyendo tecnología de punta.
Cuarto: comenzar a regenerar el sistema judicial profundamente ineficiente y corrupto.
Quinto: adecuar una serie de leyes ya obsoletas que solo garantizaban ventajas para los criminales.
Sexto: empezar a desplegar la fuerza militar y policial en todo el territorio para incursionar en la retaguardia de las pandillas y desestabilizarlas, sometiéndolas a una presión constante que las obligó a un repliegue profundo.
Solo teniendo todos estos elementos garantizados era posible ensayar una suerte de ofensiva general cuyo impacto inicial, altamente positivo para el Estado, puede muy bien convertirla en una ofensiva final. Y todo indica que ese es el escenario al que nos dirigimos.
Pero para llegar a este punto primero hubo que derrotar al partido ARENAFMLN, brazo político de la estructura criminal, arrebatarle luego la mayoría legislativa y el control de una institucionalidad corrupta puesta a su servicio.
En suma, a mi juicio, el fundamento de la estrategia en cuestión se resume en dos factores centrales: haber puesto en evidencia que la estructura criminal que empujaba al país hacia atrás y hacia abajo tenía en realidad tres componentes en estrecha complicidad: ARENA-FMLN-pandillas, y haber hecho que el pueblo dejara de ser una mayoría dispersa y se convirtiera en una mayoría organizada.
Finalmente, la gran verdad: esta proeza histórica, que ya está asombrando al mundo entero, solo podía ser desarrollada por un presidente y comandante general que tiene la voluntad, la capacidad y, sobre todo, el respaldo sólido de hasta el 97 % del pueblo.
Vaya un reconocimiento especial para el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro; el ministro de la Defensa, Merino Monroy, y el director de la Policía Nacional Civil, Arriaza Chicas.