Somos una nueva generación, una generación sin miedo, que no le damos importancia a que los de generaciones anteriores nos desmeriten o nos minimicen, que nos digan «jovencitos» o que no tenemos experiencia. Somos una generación que sueña con un país mejor, con un país de oportunidades para todos contradiciendo así nuestra historia de que el que nace pobre está condenado a ser pobre toda su vida y a nunca superarse, condenado a no tener una vida digna, a no tener acceso a educación ni al sistema de salud.
Somos una nueva generación. Una generación a la que no nos interesa hacernos ricos a costa del Estado y es que hay cosas que no se pueden cuantificar en dinero: honor, orgullo de servir al país y a los hermanos salvadoreños, son solo algunas.
Por supuesto, los que no tienen ni una pizca de empatía y los que sus padres no les inculcaron valores, respeto y amor por los demás, los corruptos y avaros jamás lo entenderán, porque nunca se han puesto en los zapatos del otro, solo han querido lucrarse del erario; parte de ese dinero proviene de nuestros impuestos. Esos que además de vulnerar derechos laborales están acostumbrados a evadir millones y millones de dólares en impuestos; o esos que han estado 20 o 30 años en la política de nuestro país y que no han aportado absolutamente nada.
Somos una nueva generación, por supuesto que somos, no tenemos «mañas» ni secretismos ni vendemos espejismos. Sabemos que la transparencia es importante por eso no tenemos miedo de decir lo que pensamos, no tenemos miedo de intentar cambiar las cosas que por décadas han sido normalizadas aunque sean ilegales. Somos una generación con seguridad en nosotros mismos, porque cuando se trabaja con fe y con buenas intenciones en pro de la colectividad, se tiene voluntad y, sobre todo, capacidad tarde o temprano todo sale bien.
Somos una nueva generación, orgullosamente lo somos. Nos encanta trabajar por y para los demás, no nos interesan los cocteles elegantes con comida sofisticada, porque jamás habrá comida más rica que la que cocina mi madre. No nos interesa sacar provecho del Estado ni tener trajes de miles de dólares ni corbatas de cientos de dólares, nos interesa trabajar por nuestro país.
Somos una nueva generación con orgullo y decididos a cambiar nuestro país, decididos a marcar un antes y un después, erradicando prácticas injustas y pensamientos obsoletos; por supuesto, que respetamos a todas las generaciones, pero hay muchas personas que ya dieron lo que tuvieron o pudieron. La oportunidad de servir verdaderamente a nuestro país es nuestra ahora.
Somos la nueva generación que piensa en un país mejor, nada ni nadie nos quitará ese sueño, y mientras más fuerte sea la caída y los tropiezos —porque los habrá— más fuertes nos levantaremos; la palabra «imposible» no existe para nosotros porque el cielo es el límite; la expresión «no se puede» tampoco existe para nosotros, por supuesto que es posible, por supuesto que se puede, con trabajo y esfuerzo sin ninguna duda podemos cambiar la realidad de todos los salvadoreños. ¡Ese camino ya empezó y absolutamente nadie nos va a detener!