Casi año y medio tuvieron que esperar los residentes y comerciantes ubicados en los alrededores del ex centro penal de Sonsonate para que las señales telefónicas y de internet fueran restablecidas luego del cierre de la penitenciaría.
«Vemos con buenos ojos esa acción [el cierre del centro penal] porque realmente nos estaba afectando, especialmente porque había una limitación en las entradas y salidas de llamadas telefónicas a celulares, y la parte del internet también», señaló Edson Wilfredo Morán Conrado, abogado y notario de la zona.
Aseguró que el bloqueo de la señal afectaba a los negocios, escuelas y zonas residenciales ubicadas en las tres cuadras de norte a sur y de este a oeste de los alrededores del centro penal.
«Esto de la señal no solo nos afectaba a nosotros que estamos ubicados cerca, también afectaba a todos en tres cuadras a la redonda, porque como a tres cuadras está el super del centro y de ahí no se podía enlazar llamadas, igual que del Museo del Ferrocarril que está a la vuelta del penal», explicó el abogado.
Morán Conrado quien desde hace 15 años instaló su oficina jurídica en las cercanías del penal, comenta que a pesar que el supuesto bloqueo de la señal telefónica y de internet en las penitenciarías inició desde hace una década, fue hasta hace casi dos años con la implementación del Plan Control Territorial que las compañías bloquearon totalmente el servicio en la zona.
«El bloqueo de la señal nace desde hace unos 10 años, pero hace como unos dos años fue que por las políticas presidenciales del actual gobierno se puso más estricto. Antes de esos dos años se podían hacer ciertas cosas todavía, creo que los bloqueos que ponían las compañías de telefónicas eran un poquito más flexibles, pero ya cuando se dieron las políticas del Plan Control Territorial fue que ya las telefónicas bloquearon totalmente», indicó el abogado.
INSEGURIDAD
Morán Conrado detalló que el tener un penal en una zona urbana y comercial generaba temor que algún reo se fugará y buscará hacer daño a alguno de los lugareños.
«Hace como unos 12 años tenía la oficina frente al centro penal, una vez hubo un tiroteo como que había un intento de fuga que hasta llegaron miembros de la Fuerza Armada, los que vivimos ese evento no dejábamos de tener cierto temor a la inseguridad, y mucho antes, cuentan que se habían fugado unos reos que se fueron a esconder a la escuela que está a la par de la penitenciaría, los niños corrían riesgo», apuntó.
La opinión del abogado es compartida por Lucy Trujillo, empleada de una librería y fotocopiadora del lugar.
«La gente vivía con zozobra que podía pasar algo malo, yo vivía a la par del penal en la residencial Cordobés y a veces me daba miedo porque es de segunda planta y los reos nos veían. Se sentía inseguridad, porque, aunque había vigilancia, pero siempre cualquier cosa puede pasar, ellos podían ver quienes vivían en la casa y ordenar que se les hicieran algo», señaló Trujillo.
Tanto Morán Conrado como Trujillo celebran que el Gobierno tomará la decisión de cerrar el penal y les devolvierá la facilidad de comunicarse y la seguridad en la zona.
«Veo con buenos ojos el que se haya cerrado el penal porque ya podemos comunicarnos y recibir documentos por internet para poderlos imprimir, en cuanto al negocio espero que nos beneficie, porque si ponen algo para los jóvenes o la mujer, tiene que haber más flujo de personas en la zona», afrimó Trujillo.
Iliana caminaba tres cuadras para hacer una llamada telefónica
Durante año y medio Iliana Abigail Álvarez, quien reside en el pasaje Godoy ubicado a 500 metros del centro penal de Sonsonate tuvo que caminar tres cuadras para lograr hablar por teléfono con sus familiares y amigos.
«En una parte está bien que lo hayan quitado [el penal] por la señal telefónica, porque afectaba y para lograr realizar una llamada teníamos que caminar y alejarnos hasta tres cuadras. No sé qué van a hacer allí, pero para mi mejor que lo hayan quitado», apuntó Álvarez.
Agregó que en sus 26 años de residir en el lugar siempre se sintió insegura y con temor por la presencia del penal.
«Quienes corrían mayor peligro eran los niños que iban a la escuela, porque a veces sacaban a los muchachos y podía ser que alguno quisiera escaparse y tomará de reo alguno de los niños, por decirlo así, y escudarse en los estudiantes para fugarse, pero aún así nunca pasó nada eso, gracias a Dios», indicó Álvarez.