El estado de Pernambuco resultó afectado desde la semana pasada por las fuertes lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra con decenas de casas sepultadas, sobre todo en la capital regional, la ciudad de Recife y su zona metropolitana.
Al menos 91 personas fallecieron por los deslizamientos de tierra, el colapso de casas o las furiosas corrientes de agua y barro que arrasaron con todo a su paso en Recife y una decena de municipios, entre ellos Olinda, según el último balance oficial.
El gobernador de la localidad, Paulo Cámara, anunció el domingo la liberación de alrededor de 20 millones de dólares para los municipios afectados en tareas de salvamento y obras urgentes de infraestructura.
Los titulares de los ministerios de Desarrollo Regional, Turismo y de Salud de Brasil sobrevolaron el domingo las zonas castigadas por las lluvias y prometieron ayuda del gobierno federal.
Las lluvias en la región también han afectado al estado vecino de Alagoas, donde al menos dos personas perdieron la vida y unas 7.000 fueron desalojadas por las inundaciones.