En marzo de este año, el presidente Nayib Bukele, decidió anticiparse a la situación internacional tras la explosión de la guerra entre Ucrania y Rusia, que vislumbraba un panorama incierto para la economía mundial que ya venía mermada luego del impacto de la pandemia COVID – 19 y los problemas en las cadenas logísticas.
«El Gobierno está tomando medidas importantes para aliviar a la población y que los salvadoreños no sientan o sientan menos los efectos de las crisis mundiales», afirmó el mandatario, cuando lanzó 11 medidas contra la inflación.
La estrategia derivó en acciones de fijación de los precios del combustible, el gas propano y la energía eléctrica, así como la suspensión de los impuestos aplicados a las gasolinas, sumado a esto el Gobierno anunció disposiciones legales para incentivar la producción local, y exoneración de impuestos de importación de alimentos e insumos agrícolas.
A las acciones se les sumó la ejecución de inspecciones lideradas por la Defensoría del Consumidor y demás instituciones de Gobierno en todos los agentes de la cadena de comercialización del país.
Hacia el cierre del año, analistas nacionales e internacionales, reconocen la efectividad de las medidas, las cuales dieron estabilidad a los precios de los productos y servicios, y que además mantuvieron a El Salvador como la nación con la inflación más baja de Centroamérica. Al cierre de noviembre este indicador cerró con una tasa del 7.3 %.
Al respecto, el presidente del BCR, Douglas Rodríguez, considera que las medidas también permitieron que se mantuviera la productividad y el consumo, factores que forman parte de los impulsores para que el país estableciera su proyección de crecimiento 2022, en un 2.8 %.
En 2020, el presidente Nayib Bukele se puso al frente de la contención de la pandemia, salvando miles de vidas y elevando los servicios de los sistemas de salud a favor de la población, en 2021 impulsó el apalancamiento de las empresas para recuperar lo antes posible la economía, y en 2022, con las 11 medidas, se aseguró que los impactos de las crisis internacionales no mermaran la dinámica productiva, ni lastraran los bolsillos de las familias.