A veinte grados bajo cero, un cohete científico se despega de la capa de nieve del Ártico sueco donde Esrange, uno de los centros espaciales más septentrionales del mundo, aspira a ser el primero en lanzar un satélite desde el suelo europeo.
El rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, inauguran este viernes esta nueva extensión del centro instalado en Jukkasjärvi, en el norte de Suecia.
Sin nadie a la vista, con la salvedad de algunos renos, el bosque despoblado que cubre la región explica por qué la base espacial está instalada en este lugar, al pie de la colina «Radar Hill», a 200 km del círculo polar.
«Aquí tenemos 5,200 kilómetros cuadrados en los que no vive nadie», dice a la AFP Mattias Abrahamsson, director comercial de la Corporación Espacial Sueca (SSC).
Creado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en 1966 para estudiar la atmósfera terrestre y las auroras boreales, el centro espacial Esrange invirtió fuertemente en los últimos años en instalaciones de lanzamiento de satélites.
En un nuevo y enorme hangar capaz de albergar el ensamblaje de dos cohetes de 30 metros, Philip Påhlsson, jefe del proyecto «Nuevo Esrange», acciona una gran compuerta levadiza.
Bajo el crepúsculo rojizo de la tarde se observan máquinas y obreros que avanzan en la construcción de tres nuevas plataformas de lanzamiento.
«Aquí es donde se lanzarán los satélites» este año, asegura Påhlsson. «Es un gran paso, el más grande desde la creación de Esrange», agrega entusiasta.
Multitud de proyectos candidatos
Unos 600 cohetes suborbitales han sido lanzados desde este rincón del norte de Suecia.
Estos aparatos son capaces de alcanzar el espacio con altitudes de 260 kilómetros, aunque no pueden ponerse en órbita alrededor de la Tierra.
Con el futuro primer lanzamiento de un satélite, la base espera ingresar en la reducida lista de grandes nombres de la historia de la conquista espacial como Baikonur en Kazajistán, Kourou en Guyana Francesa o Cabo Cañaveral en Florida.
De las Azores portuguesas a la isla noruega de Andøya en el Ártico, de Andalucía a las islas Shetland, la lista de proyectos europeos que compiten entre sí no deja de crecer. Todos aspiran a pasar a la historia como el primer lanzador de satélites desde el suelo europeo.