El maestro Albert Einstein solía decir: «La vida es como una bicicleta: tienes que avanzar para no perder el equilibrio». Solo avanzando, yendo hacia adelante, es decir, solo soltando lo que ya es incómodo se puede lograr un nuevo camino o como mínimo una nueva mirada en el camino ya recorrido.
Es un absurdo mantener cargando aquello que ya es innecesario, y solo cuando ya le van avanzando los años a uno es cuando se da cuenta que es paradójico el peso solo por peso, casi como un acumulador, pero de recuerdos, situaciones y personas, lo cual implica a ciencia cierta un inadmisible total.
Empero, no se está determinando que aquello que funciona a la estabilidad del ser se deba soltar, no, solo aquello que en su momento fue un suceso de aprendizaje, sea positivo o negativo, pero luego ya no tiene razón de ser. Es como las modas y la galantería, llega un instante de la existencia que es superfluo ya.
Es así como cada intervalo de la subsistencia tiene su porqué y su para qué, reconocer este principio es básico para una vida sana, madura y dispuesta a lo nuevo por venir. De ahí que solo en el eterno presente y su afán es como se logra avanzar, reconocer, degustar y alcanzar la espiritualidad propia del ser.
Por tanto, tal como expresó el filósofo Ludwig Wittgenstein: «Un hombre permanecerá confinado en una habitación con una puerta que está abierta, pero se abre hacia adentro, siempre y cuando no tenga la idea de tirar en lugar de empujar». Más clara no puede ser esta máxima sin igual.
De uno depende avanzar o mantenerse confinado al mismo lugar, de ti depende ser siempre el de siempre o ser siempre el de cada instante, y por tal el de cada prosperar. No se puede estar donde ya no se debe estar, pues entonces se termina siendo el mismo retraso de uno mismo y eso sí es singular.
Eso sí, mantenga la firmeza en cada andar, que cada paso suyo tenga olor a nuevo y tenga pasión por lo imposible. No desestime el valor de lo inseguro, que nada más seguro hay que lo inseguro y eso involucra estar siempre en un constante caminar y evolucionar. Solo así podrá ser muy dueño de sí mismo.
¿Se alienta a indagar? Sea excepcional, camine hacia adelante sin mirar atrás, avance sin temor sabiéndose capaz de ser a cada instante un nuevo ser mortal, pero con la alternancia de la inmortalidad, pues todo lo que avanza se vuelve perdurable y todo lo que existe es el beso de la divinidad. ¡Suelte la incomodidad!