El salvadoreño Juan Carlos Valle decidió emprender en 2013 el anhelado sueño americano. En ese entonces, sus condiciones de vida no eran favorables, pues se sentía asfixiado. Para salir de esa situación y darles una mejor vida a su esposa e hija, decidió emigrar.
Por más de cuatro años vivió en Estados Unidos y su familia por fin logró la estabilidad económica, pero a finales de 2017 fue deportado. A su llegada al país trabajó durante varios meses como albañil con sus familiares.
Por suerte, dos años después, el salvadoreño se enteró de que el Ministerio de Relaciones Exteriores (RREE) cuenta con un programa de retornados llamado EmprendedorES, al que entró con el proyecto Chocolates Tetonalli.
El emprendimiento fue aceptado, y para ejecutarlo recibió un capital semilla de $3,500. En un inicio, el negocio estuvo a cargo de la esposa y la abuela, y después él se incorporó al emprendimiento.
Valle comentó que decidieron trabajar con el cacao por ser un producto 100 % nacional que estaba en el olvido. «Nosotros empezamos el negocio por necesidad, y cuando nos dimos cuenta del proyecto de retornados llenamos solicitud. A los encargados de Cancillería les gustó nuestra propuesta, y desde ahí iniciamos las capacitaciones», comentó el emprendedor.
Las estadísticas de Cancillería indican que desde junio de 2019 a septiembre de 2020 se han beneficiado 1,502 salvadoreños retornados de un total de 2,299 personas atendidas en 14 proyectos activos a escala nacional.
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El apoyo financiero designado a los emprendimientos varía dependiendo de la idea del negocio y ronda entre los $700 y los $3,500, sin importar que este sea de manera individual o asociativa.
Para Valle, ser emprendedor no ha sido fácil, pero tampoco le ha costado mantener el negocio. Se siente contento de lo que ha logrado en este tiempo. «No se me cruza por la mente irme de nuevo a Estados Unidos; en el país hay oportunidades de crecer. El chocolate nos ha abierto muchas puertas, y gracias a Dios tenemos dos años que el negocio ha sido sostenible», aseguró el dueño de Tetonalli, que en náhuat significa «un nuevo comienzo».
Actualmente, la empresa cuenta con un catálogo de 28 productos y 19 variedades de chocolate. Dentro de sus sueños a corto plazo está exportar los productos hacia Estados Unidos.