Los restaurantes, los centros escolares y las compañías impusieron sus propias regulaciones el 10 de marzo, luego de que el gobernador de Texas, Greg Abbott, levantó el uso obligatorio de mascarilla y dio aval para que el comercio funcionara en su totalidad en el estado.
Después del anuncio estatal, un correo electrónico del trabajo notificó al salvadoreño David Andrade, de 24 años, que aunque las autoridades locales dejaron a merced de cada persona el uso de la mascarilla durante su permanencia en las instalaciones, él debía utilizarla y continuar con las medidas de bioseguridad para evitar contagios de la COVID-19.
Andrade labora en la compañía de cuchillos Cozzini Bros Inc. desde hace dos años y considera que la decisión de la empresa es la mejor.
Su reacción se debe a que vivió en carne propia el padecimiento del coronavirus junto con su familia. En abril cumplen un año de ese episodio de su vida, que prefiere no recordar.
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La familia se resguardó en su vivienda durante 15 días y usó la mascarilla incluso dentro del hogar para evitar contagiar a otros parientes que no presentaron síntomas. «Nosotros seguimos alertas», dijo el salvadoreño.
Su padre, José Andrade, de 76 años, fue el único ingresado de emergencia en la unidad de cuidados intensivos (uci). Ahora la familia siente un alivio al saber que ya se sometió a las dos dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech desde febrero.
Las autoridades del gobierno local explicaron que aunque el mandato sea otro, respetan la decisión de cada lugar de trabajo.
«Hasta el momento es poca la gente que no usa la mascarilla, pero en los restaurantes indican que es necesario su uso tanto para el personal como para los clientes», señaló Andrade.
El connacional aclaró que aunque el comercio puede abrir al 100 %, algunos han optado por el aforo del 50 % de su capacidad, como fuerza de voluntad para unirse a la erradicación de la pandemia que ya ha cobrado más de 500,000 vidas en Estados Unidos.
El presidente Joe Biden hizo eco durante el discurso por sus primeros 50 días en el mandato en que aunque la vacuna estará disponible para todos los mayores de 18 años desde el 1.º de mayo, la población debe aplicar los protocolos de bioseguridad que la protegen.