Una vez al año, en el distrito de Tonacatepeque se reviven las leyendas de El Salvador en una festividad tradicional que se conmemora cada 1 de noviembre: La Calabiuza o Festival del Ayote.
Esta noche, el Cipitío, la Siguanaba, el Padre sin cabeza, la Carreta Chillona, el Cadejo, el Justo Juez y muchos personajes mitológicos más desfilaron sobre las principales calles de Tonacatepeque, asustando a los más débiles y entonando el famoso estribillo.
«Ángeles somos, del cielo venimos pidiendo ayote para nuestro camino, mino mino mino».
Uno de los participantes fue Erick Rivera, quien dijo que lo que más le gusta de este festival es la conservación de la cultura salvadoreña.
«Me gusta estar en la cultura de acá, de Tonacatepeque. Me gusta cómo nos la arreglamos para hacer todo, para que se vea bonito. Esta es la primera vez que participo», dijo Erick Rivera, un niño de 11 años que se disfrazó este uno de noviembre.
Este año, las familias asistieron desde tempranas horas de la tarde para disfrutar del ayote en miel, el icónico desfile y la música, todo en un ambiente de seguridad.
«Este año, vamos a repartir más de 900 ayotes, creeríamos que ronda unas 8 mil porciones para todos los visitantes», señaló el director del distrito de Tonacatepeque, Marbel González.
La Calabiuza es una oportunidad para mantener vivas las tradiciones salvadoreñas e incentivar el turismo en la localidad.
«Todos los emprendedores del municipio de San Salvador Este fueron tomados en cuenta. Tenemos cuadras llenas de gastronomía», añadió González.