Los equipos de rescate de Filipinas trataban el viernes de rescatar a residentes atrapados en los tejados de pueblos completamente sumergidos tras el paso de la tormenta tropical Trami, que dejó al menos 66 muertos en el país.
«Muchos están todavía atrapados en los techos de sus casas y piden ayuda», dijo el director de la policía de la región de Bicol, Andre Dizon, a la AFP.
El balance de la tormenta Trami, que salió de Filipinas el viernes temprano y se movió hacia el oeste por el mar de China Meridional, aumentó a 66 muertos con la aparición de nuevas víctimas en la provincia de Batangas, al sur de Manila, y en la de Quezon, al este.
Jofren Habaluyas, de la agencia meteorológica estatal, explicó a la AFP que la provincia de Batangas recibió 391,3 milímetros de lluvias en dos días, «el equivalente a la lluvia de dos meses».
Las dependencias gubernamentales y las escuelas en la isla principal de Luzón continuaron cerradas el viernes y los avisos de tormenta se mantenían vigentes en la costa occidental.
Un balance oficial del jueves señaló que 193.000 personas fueron evacuadas por las inundaciones que anegaron numerosos pueblos y provocaron el hundimiento de algunos edificios.
Muchos de estos desplazados se encuentran en la región de Bicol, donde más de 30.000 residentes huyeron el miércoles de sus casas por las crecidas «inesperadamente altas».
Unas 20 tormentas tropicales o tifones impactan cada año Filipinas o sus aguas adyacentes, destruyendo casas e infraestructura y matando a decenas de personas.
Un estudio reciente indicó que el cambio climático hace que las tormentas en la región de Asia-Pacífico se formen cada vez más cerca de la costa, se intensifiquen más rápido y permanezcan más tiempo en tierra.