El Salvador vivió el lunes pasado otro día sin homicidios. No es un hecho aislado: ya ha sucedido 37 veces en lo que va de la administración del gobierno de Nayib Bukele, lo que demuestra que se trata de un esfuerzo serio y sostenido por parte de las autoridades de seguridad pública.
Lo que parecía un objetivo imposible de cumplir se está volviendo una realidad gracias a la eficacia del Plan Control Territorial. En poco más de año y medio, los índices de seguridad en El Salvador se han transformado: se ha reducido de manera sustancial la cantidad de crímenes y ha habido días sin reporte de muertes violentas.
La oposición cuestiona que no se dan a conocer todos los homicidios y las desapariciones que suceden en el país, pero no reconoce que el tema del subregistro de datos no es algo de reciente surgimiento, sino que es un fenómeno que ha sucedido a lo largo de los años y que se explica por diferentes factores, entre los que se incluyen problemas de comunicación entre las instituciones y diferencias en la categorización de los decesos.
Lo que es un hecho palpable, medido en las últimas encuestas de opinión, es que cada vez más personas en El Salvador se sienten seguras. La percepción de inseguridad ha bajado y ya no es la principal preocupación de los ciudadanos.
Esto no quiere decir que en el país no ocurren crímenes violentos; al contrario, sigue el accionar de las pandillas, a pesar del buen trabajo de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada, porque es un mal que lleva años enquistado en la sociedad salvadoreña. Lo que siempre llama la atención es cómo se intensifica en los momentos electorales, como una forma de presión hacia las nuevas autoridades o en función de determinados intereses.
Los logros en seguridad pública son inobjetables y están a la vista. Falta camino por recorrer, pero la ruta trazada es la correcta. Esta vez no hay pactos con las pandillas, como en las administraciones del FMLN, sino un componente disuasivo, represivo y preventivo.
El Plan Control Territorial está en marcha, pero hay varias fases que todavía no se han implementado debido al permanente bloqueo legislativo. En mayo próximo esto será un mal recuerdo, ya que la nueva Asamblea augura buenas noticias para la seguridad de los salvadoreños.