Los resueltos y sostenidos esfuerzos de China en la transición energética han hecho contribuciones irremplazables para mejorar el bienestar de la humanidad.
Como un país con 1.400 millones de habitantes, la forma en que China produce y consume energía afecta en gran medida el futuro de todas las personas a nivel global.
Un libro blanco titulado «La transición energética de China», publicado recientemente, muestra los logros históricos del país en esta materia durante la última década, compartiendo sus prácticas con el mundo.
En 2023, el consumo de energía limpia representó el 26,4 por ciento del total utilizado por China, lo que es 10,9 puntos porcentuales superior a la cifra de 2013.
Durante el mismo período de 10 años, China registró una de las tasas más rápidas del mundo en términos de reducción de la intensidad energética, que llegó al 26 por ciento. Su reducción acumulada de emisiones de dióxido de carbono alcanzó aproximadamente 3.000 millones de toneladas.
China ha pasado de un modelo de desarrollo energético dependiente de los recursos a uno impulsado por la innovación.
Además, los nuevos productos energéticos de China han proporcionado soluciones limpias, fiables y asequibles a un mundo que se enfrenta a los retos de la seguridad energética y la transición ecológica y baja en carbono.
Durante la última década, a nivel global, el costo medio en kilovatios-hora de los proyectos eólicos ha caído en más del 60 por ciento, mientras que el de los proyectos fotovoltaicos ha bajado en un 80 por ciento. Estos avances se deben en gran parte a las contribuciones de China, según la Agencia Internacional de Energías Renovables.
La capacidad mundial de producción de nuevas energías no es excesiva, sino insuficiente. Para lograr el objetivo de control de temperatura propuesto en el Acuerdo de París, la capacidad de producción de la industria mundial de nuevas energías está lejos de satisfacer la demanda del mercado, especialmente en los países en desarrollo, donde la demanda potencial está experimentando un crecimiento dinámico.
La demanda mundial de vehículos de nueva energía alcanzará 45 millones de unidades en 2030, lo que triplicará la cifra de 2023, al tiempo que la demanda mundial de baterías de energía alcanzará los 3.500 gigavatios hora, cuatro veces el nivel de las entregas mundiales de tales equipos en 2023, según la Agencia Internacional de Energía.
China está dedicada a la búsqueda de una transición energética, que también creará nuevas oportunidades para profundizar la cooperación internacional en este campo.
El país ha puesto en implementación un sistema de gestión de la inversión extranjera basado en el trato nacional previo a la entrada y en una lista negativa, al tiempo que ha eliminado las restricciones a la inversión extranjera en todas las industrias energéticas, exceptuando las centrales nucleares.
Empresas multinacionales como General Electric y Siemens han aumentado de forma constante su inversión en el sector energético de China.
Como un gran y responsable país en desarrollo, China continuará avanzando en su transición energética y compartirá su conocimiento y experiencia con otras naciones, contribuyendo al desarrollo sostenible de la energía global y a la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
Por el futuro del planeta y de todos los que viven en él, los países deben abandonar todas las formas de unilateralismo y proteccionismo comercial y trabajar juntos para mantener la estabilidad y los flujos normales a nivel mundial de las cadenas energéticas, industriales y de suministro.