Tuvieron que pasar 20 años de gobiernos de ARENA y 10 años más del FMLN para que el sistema penitenciario del país experimentara verdaderos cambios, como los anunciados por el presidente de la República, Nayib Bukele, cuando en diciembre de 2019 anunció el cierre definitivo del penal de Chalatenango para convertirlo en una sede de la Universidad de El Salvador (UES).
Este viernes, Bukele anunció el cierre y transformación de las cárceles de Sonsonate, Metapán y La Unión en centros de desarrollo cultural y educativo.
«Estos serán demolidos y construiremos infraestructuras culturales y educativas para nuestros jóvenes. Esto, junto con el cierre del penal de Chalatenango, nos permitirá llevar más oportunidades, pero también quitar estos obstáculos para la creación de nuevos polos de desarrollo», expresó el gobernante.
Es así como la tarde del viernes comenzaron los traslados de un estimado de 600 reos hacia el Módulo II del centro penitenciario La Esperanza conocido como Mariona donde hay más de 1,900 cupos.
De acuerdo con la DGCP, solo las instalaciones del penal de Sonsonate ubicadas a menos de una cuadra del Centro Histórico datan de 1950 con lo cual se mantenía el peligro latente de fuga.
En ese sentido, el director general de Penales, Osiris Luna, dijo: «Hay muchos centros penitenciarios que así los heredamos, no son verdaderos centros reclusorios donde pudiera darse ni siquiera una verdadera rehabilitación o reinserción, menos garantizar la seguridad».
Los datos oficiales indican que durante el gobierno del presidente Bukele no se han reportado reyertas como solían suceder en administraciones del FMLN y ARENA, las cuales, incluso, dejaron hacinamiento en cárceles de hasta 300%.
En diciembre de 2019, Bukele ordenó el traslado de 1,230 reos de Chalatenango [600 eran pandilleros de la MS] a diferentes prisiones, al tiempo que anunció: «Luego de que ya no quede ningún reo en el penal de Chalatenango, procederemos a su cierre total y demolición. Ahí construiremos una nueva sede universitaria».
Esta visión del presidente Bukele llenó de muchas ilusiones a los jóvenes de la zona norte del país al saber que se les presentaba oportunidades para educación y desarrollo local.
Según la Dirección General de Centros Penales (DGCP), la última requisa realizada en el penal chalateco fue en julio de 2019 cuando decomisados celulares, cargadores, punzones, cables de cobre.
Con la demolición de ese penal, los pobladores de zonas aledañas volvieron a gozar de la comunicación móvil y conexión a Internet, cuya señal había sido bloqueada para evitar pandilleros tuvieran comunicación externa.
Luna comentó que actualmente el hacinamiento se ha logrado reducir hasta un 12%, una cifra muy significativa comparado a las administraciones anteriores.
El funcionario dijo que con la apertura de la Fase II en Mariona hay espacio para más de 1,900 privados de libertad y que estas acciones forman parte de los componentes del Plan Control Territorial (PCT) para rehabilitar y reducir el accionar de los delincuentes desde las prisiones.
«Las apuestas que se han dado con el PCT ha sido el bloqueo de la señal en cada uno de los centros penitenciarios que causaba problemas no solo al comercio sino a la ciudadanía», detalló.
Por su parte, el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, comentó que la demolición de estas estructuras se traducirá en oportunidades de desarrollo local con la construcción de centros culturales.
«Estos centros penales que se están cerrando van hacer centros de oportunidades para jóvenes, para promover la cultura, desarrollar buenos hábitos. El mensaje de pacificación del PCT lleva ese componente de educación, prevención y para que las nuevas generaciones entiendan que la ruta del crimen no es la ruta que como sociedad salvadoreña necesitamos», dijo el ministro