A medida que el tiempo pasa, las tecnologías cambian constantemente, las instituciones estatales deben actualizar sus acciones y caminar de la mano con la realidad que vivimos, eso incluye innovarse, a fin de mejorar la labor encomendada.
Hemos visto cambios en cada elección a cargos públicos en el país, pasamos de trabajar procesos electorales donde todo era manual, levantar un acta en un escrutinio preliminar era tedioso y al final tocaba adivinar los datos de las actas, pues recuerdo que se utilizaban juegos de actas en las que en medio tenían papel carbón. Seguramente al partido político que le tocaba la última acta no identificaba bien los datos.
Desde 2009, vivo la experiencia en las elecciones y he visto cambios que se han dado en cada elección, y cómo se ha avanzado en materia de justicia electoral, transparencia e igualdad entre hombres y mujeres para emitir el voto y participar, derecho que las mujeres luchadoras sociales, como Prudencia Ayala y otras, lograron en 1950, cuando por primera vez la Constitución de ese año permitió que las mujeres pudieran votar. Ahora, en la Ley de Partidos Políticos, es obligatorio que la mujer participe por estos cargos en un 30 %, lo cual aún me parece injusto, pues somos el 53 % de la población; por lo tanto, debería ser como mínimo el 50 % de participación de las mujeres.
De 2018 a 2021 hemos dado un salto a la tecnología pese a los contratiempos y gastos inesperados que ha generado la pandemia por la COVID-19.
Sin embargo, el Tribunal Supremo Electoral intenta actualizarse y practicar las reglas de la democracia de una forma más transparente y cercana a las realidades; el reto será para las juntas receptoras de votos, a las que se está capacitando en el uso de equipo informático que deberá usarse el 28 de febrero de 2021, en las elecciones de la Asamblea Legislativa, del Parlamento Centroamericano y de concejos municipales. El sistema que se usará por cada Junta Receptora de Votos será la llave que decidirá quiénes nos gobernarán en estos tres años. Este equipo informático que se les proporcionará antes del cierre de la votación solo podrá ser manipulado por secretarías, y solo será el técnico asignado a cada centro de votación quien podrá auxiliar a las juntas receptoras de votos.
De pronto la tecnología puede asustar a muchos, pero al final es una gran herramienta para trabajar con orden, transparencia y con publicidad, pues después de cerrados los escrutinios preliminares conoceremos los resultados en tiempo real.
Miembros de juntas receptoras de votos, no se resistan a la tecnología, vayan a cuantas capacitaciones puedan y sean testigos de una nueva práctica de civismo electoral innovador en nuestra amada patria El Salvador.
Y confiemos en este sistema novedoso, que lleva por objeto transparentar el proceso electoral y democrático, y que no nos asuste el uso de la tecnología.