El Tribunal Supremo Electoral (TSE) llevó a cabo el domingo pasado el segundo simulacro de transmisión de cara a las elecciones legislativas y municipales del 28 de febrero. El resultado fue un rotundo fracaso; falló la logística y hay al menos 132 puntos de red que no cubre la empresa encargada, entre otras cosas.
A pocos días de los comicios, esto es de suma preocupación porque todo parece indicar que es un desastre lo que está haciendo el Tribunal con la transmisión de resultados. Esto causa incertidumbre, desconfianza y hasta enojo porque han tenido suficiente tiempo para preparar toda la logística.
No tenemos la confianza en que este sistema vaya a funcionar. Necesitamos que el TSE se sincere con los partidos políticos y, sobre todo, con la población, y que se reconozca que esto está mal y valoremos si es mejor volver al sistema manual.
Entre las fallas que podemos destacar están el retraso en la llegada de los equipos y el hecho de que la empresa encargada de las redes de transmisión ha dicho que en 132 puntos no hay cobertura; no llegaron los módems, no tenían las claves, etcétera. En fin, son demasiadas fallas.
Según el reporte de fallas logísticas en el sistema para las elecciones del 28 de febrero, los camiones con los equipos informáticos —computadora, escáner, proyector, impresor— fueron despachados de manera desordenada y confusa. Algunos de ellos no llevaban incluido el sistema informático necesario y otros equipos iban en blanco.
La empresa responsable del transporte, además, no conocía las rutas. De las 400 rutas, se perdieron en más de 120 puntos.
Tampoco hubo una organización adecuada con los encargados de abrir cada uno de los centros de votación donde se harían las pruebas. Muchos lugares no fueron abiertos hasta el mediodía, lo cual produjo que no se llevara a cabo el simulacro, ya que las personas fueron citadas a las 6 de la mañana, y a esa hora ya se habían retirado.
A estos problemas se agrega que algunas juntas receptoras de votos (JRV) de los centros de votación recibieron el equipo informático sin el «software» necesario para la transmisión, mientras que otras JRV tuvieron dificultades con las claves de acceso al sistema.
El personal, asimismo, no ha sido suficientemente capacitado para manejar e ingresar los datos al sistema informático, inclusive en los departamentos donde, de acuerdo con estadísticas, hay un mayor nivel educativo.
No hay un sistema confiable de transmisión por parte de la empresa encargada. Esta manifestó desde un principio que tenía problemas con su red de transmisión de datos, pero el Tribunal Supremo Electoral insistió en contratar a la empresa.
En la Biblia, en la segunda carta de Pedro, capítulo 2, versículo 4, hay una sentencia que es propicia en este tema: «Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio».
Esto se aplicará a los magistrados del TSE que se nieguen a corregir los errores detectados en la transmisión de resultados y valorar si es mejor el sistema manual para que haya certidumbre. El pueblo demanda elecciones libres, transparentes y justas. Y, además, recordemos que la voz del pueblo es la voz de Dios.