El Salvador se está convirtiendo en un sólido destino turístico en América Latina gracias a los éxitos logrados por el Gobierno del presidente Nayib Bukele en materia de seguridad pública. De haber sido considerado uno de los lugares más peligrosos del planeta, ahora el país es visto como un ejemplo para rescatar la paz y tranquilidad, lo que permite, además, disfrutar de las maravillas naturales con las que cuenta el Pulgarcito de América.
Solo para la época de final de año, El Salvador podría recibir a más de 313,000 visitantes. De acuerdo con la ministra de Turismo, Morena Valdez, entre el 1.º de diciembre y el 2 de enero el flujo de viajeros internacionales se incrementará, lo que dejará ingresos por más de $313 millones.
El principal punto de acceso del turismo internacional es el aeropuerto san Óscar Romero. De acuerdo con las autoridades, el 56 % de los viajeros ingresa al país a través de él.
La guerra contra las pandillas emprendida por el presidente Bukele ha dejado tan buenos resultados que ahora las calles y todos los sitios turísticos del país están libres de los criminales que extorsionaban y acosaban a empresarios, emprendedores, ciudadanos honrados y a los turistas mismos. «Somos el país número 1 en la región latinoamericana, todo gracias a la visión del presidente Nayib Bukele, quien desde el día uno de su gestión, en 2019, dijo que iba a tratar un punto único, que era la seguridad, porque sin seguridad no hay turismo», acotó la ministra.
Todavía hay miembros de la oposición política que incluso se atreven a decir que «de seguridad no vive nadie», cuando la realidad es tan concreta que no solo se vive —y se vive mejor— con mayor seguridad, sino que también ha sido una plataforma fenomenal para atraer a más visitantes.
Esta semana, de hecho, conocimos que una importante aerolínea española, Iberia, había pintado sus aviones con motivos salvadoreños, incluyendo a nuestra estrella del surf, Bryan Pérez.
Los salvadoreños han conocido la paz y tranquilidad que se les había negado históricamente, pues ahora realmente la viven a diario. Ya no existe el temor a sufrir un asalto o perder la vida por no pagar las extorsiones que las maras imponían en todos los segmentos sociales. Las empresas pueden desplegar todo su potencial creativo ahora que no están limitadas por la delincuencia. Y el turismo florece como nunca.