Al final de 2020, vale la pena hacer una pequeña, pero sentida reflexión de lo que nos deja este año, cargado de sensaciones de todo tipo.
Al Gobierno del Presidente Nayib Bukele le tocó enfrentar la más grande crisis sanitaria de la historia de El Salvador. Quizá esa frase pueda decirse de corrido, sin tropezar, pero hay en ella un sinfín de anécdotas que nos han enseñado mucho y que, con el tiempo, deberán hacernos entender bien a qué nos enfrentamos y cómo lo hicimos.
Podemos decir, sin ninguna duda, que el hecho de que fuera a este Gobierno precisamente al que le tocara lidiar con esta crisis hizo que hoy por hoy la gestión de la pandemia en El Salvador sea reconocida positivamente a nivel internacional.
Sin embargo, hubo obstáculos de todo tipo, y quizá los más viles, miserables y absurdos vinieron de los diputados de la Asamblea Legislativa, que hicieron de todo para vernos fracasar y no les importó que en su afán electorero hubiera salvadoreños que salieran afectados, vidas que se perdieron, familias enteras inundadas de dolor.
La conducta de los legisladores será también histórica en este 2020, pues demostraron hasta dónde puede llegar un político tradicional en El Salvador solo porque ve que sus privilegios de toda la vida están a punto de agotarse.
Los diputados y sus financistas no brindaron los recursos que necesitó el país, presionaron para que la cuarentena acabara lo antes posible y, así, los trabajadores volvieran lo antes posible, sin importar los riesgos que esto traía consigo. Además, intentaron vender ante la opinión pública caos económico a sabiendas que lo que pasaba en el mundo también se reflejaba en El Salvador. Es decir, usaron o intentaron usar la pandemia como estrategia política contra el Gobierno.
¿Y qué sucedió? Pues que el Gobierno del Presidente Bukele, junto al pueblo, superaron todos esos obstáculos políticos. Nunca en el país la sinergia entre un líder político y los ciudadanos ha sido tan grande.
Todas las encuestas señalan que los salvadoreños aprueban las acciones del Gobierno durante la gestión de la emergencia sanitaria. Apoyan al Presidente y rechazan la conducta de los legisladores y de sus financistas. Todas las encuestas señalan además que estamos en la antesala de un nuevo amanecer en El Salvador, ya que las acciones ridículas de los diputados al final se les han revertido y han generado condiciones para que su rechazo generalizado en el pueblo sea absoluto.
Por eso, pronto estaremos ante la posibilidad de construir una nueva ruta de país, en la que los diputados y los alcaldes sean por fin representantes de los ciudadanos. Nuevas Ideas conseguirá un triunfo rotundo y generará gobernabilidad y crecimiento a partir de 2021.
Este año ha demostrado que los buenos somos más en El Salvador. Que el pueblo ha tomado una decisión que trascenderá y que será la semilla de un país más justo para todos.
Si 2020 nos enseñó algo, es que ante las adversidades nos crecemos, las superamos, nos unimos. También, que logramos reconocer a quienes nos hacen daño, a los enemigos reales de la nación.
Estoy seguro de que 2021 hará posibles nuestros sueños de un mejor El Salvador y de una nueva senda del desarrollo. Y estoy seguro además de que será un año en el que los mismos de siempre pagarán todo el daño que han hecho por décadas. El pueblo les pasará factura.