Los trajes futuristas de los bailarines brillan bajo los proyectores. Hace apenas dos meses, eran simplemente botellas de plástico abandonadas en la basura de Tokio.
Los bailarines del espectáculo «Plastic» se mueven en la escena con tutús creados a partir de empaques de burbuja. Durante el espectáculo, usan paraguas transparentes que habían sido abandonados y giran con gracia entre gigantescos muros de botellas recicladas.
La compañía japonesa K-BALLET presentó su espectáculo a inicios de enero cerca de Tokio, protagonizado por el bailarín estrella estadounidense Julian MacKay, de la compañía alemana Bavarian State Ballet de Múnich.
Para la representación, la compañía japonesa usó más de 10,000 botellas de plástico.
La cantidad de desechos plásticos en el mundo se duplicó en 20 años y solo un 9% se recicla, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Naciones Unidas calcula además que la cantidad de plástico tirado en los océanos se multiplicará por tres para 2040.
«El enorme problema» de la contaminación por plástico «no había sido abordado por el mundo de la danza hasta ahora», afirmó MacKay, de 25 años, a la AFP. El bailarín cree que las artes escénicas pueden sensibilizar a la población.
«Cuando tomas el ballet o la danza y lo mezclas con el reciclaje o el ‘upcycling’ [suprarreciclaje], consigues que la gente piense: ‘¿Qué más puedo hacer?’», agregó.