La discapacidad no es sinónimo de limitación para desarrollarse en la sociedad, y ese es el caso de Alejandro Manzano, que tiene síndrome Down y quien desde hace cuatro años labora en un restaurante de hamburguesas.
Desde las 5 de la mañana, Alejandro viaja de Lourdes, Colón, hacia Santa Elena, La Libertad, para llegar a su trabajo e iniciar su jornada laboral a las 8 en punto.
Él se encarga de recibir a los clientes y mantener en orden y limpias las mesas del restaurante.
Quienes lo conocen saben que es muy eficiente en su trabajo y muy amable con los clientes.
Se siente bien trabajando en el lugar, ya que sus compañeros lo han apoyado desde el primer día que llegó.
Luego de su jornada laboral, el joven asiste a la Fundación Paraíso Down a sus clases de refuerzo de lectoescritura, convivio, lógica, baile y otras tareas de recreación. En su tiempo libre juega básquetbol con su familia.
Rosa de Manzano, madre de Alejandro, dijo que se siente satisfecha por la oportunidad que le han brindado a su hijo.
Pensó que nunca habría una oportunidad laboral real para su hijo o para otras personas con discapacidad.
«Como todo padre, lo que anhela uno es la independencia y que haya tenido esta oportunidad laboral y desarrolle diferentes tareas. Es una satisfacción y es lo que me permite seguir preparándolo para el futuro», dijo.
Aseguró que el trabajo ha permitido a Alejandro que se incorpore en la sociedad, es decir, ha crecido como persona y ha desarrollado otras habilidades de servicio y vocación hacia particulares.
Rosa dijo que como padres hay temores de cómo lo van a tratar las otras personas, sobre todo cómo se va a desarrollar de forma individual; sin embargo, haber asistido a la Fundación Paraíso Down ha sido clave para su desarrollo.
«En el tema laboral, la fundación nos ha dado un apoyo y es el medio entre la empresa y los padres, ya que ellos son el primer acercamiento y explican cómo tratar a los chicos y estar en una constante comunicación», dijo.
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, doña Rosa hizo un llamado a todas las empresas para que brinden oportunidades a las personas con discapacidad, ya que tienen un gran potencial de servicio y ayuda en diversas actividades.
«No se imaginan qué potencial están dando a un joven [con síndrome de Down]» cuando lo contratan, compartió la madre.
Rosa también exhortó a otros padres de familias para que apoyen y crean en sus hijos: «Que no les dé miedo soltarlos», es decir, que les enseñen todo lo que pueden en sus casas y luego busquen programas de formación y oportunidades laborales para sus hijos.