Campeón del mundo de rugby en 2003 con Inglaterra, Steve Thompson, que sufre demencia precoz, anunció este jueves que donará su cerebro a la ciencia tras su muerte para ayudar en la investigación sobre las lesiones traumáticas.
El antiguo jugador, que en diciembre explicó que no tiene ningún recuerdo del torneo mundial que ganó y en el que jugó todos los partidos, forma parte de un grupo de antiguos rugbiers con problemas cerebrales que lanzó en diciembre un proceso judicial contra varias autoridades de su deporte por negligencia.
«Me comprometo a donar mi cerebro para que los niños de la gente que amo no pasen lo que yo pasé», señaló Thompson, de 43 años.
«Mi generación debe donar los cerebros para que los investigadores puedan desarrollar mejores tratamientos y soluciones para hacer nuestro deporte más seguro», añadió.
Un estudio realizado entre 44 jugadores profesionales publicado en julio en el Reino Unido determinó que la práctica profesional del rugby podría provocar modificaciones de la estructura cerebral.
Dicho estudio del Imperial College realizó un seguimiento a 44 jugadores entre julio de 2017 y septiembre de 2019, 21 de los cuales sufrieron alguna lesión cerebral ligera mientras jugaban.
La cuestión de los golpes y de las lesiones en la cabeza, ya sea en el rugby o en el fútbol, suscita cada vez mayor controversia, especialmente en relación a sus consecuencias a largo plazo.
A mediados de julio, World Rugby, la instancia rectora del rugby mundial, anunció la extensión del recurso a expertos ajenos a los equipos en caso de conmoción cerebral.