A partir de este domingo 22 de noviembre, Diario El Salvador, dio por inaugurada la sección Expresarte. Este nuevo espacio es para ustedes, queridos lectores, quienes tengan el deseo de compartirnos sus poemas, cuentos, críticas de cine o relatos breves que no excedan las 500 palabras.
El canal para compartirnos sus escritos está oficialmente abierto por medio del correo [email protected].
Para este, que es su diario, será un placer recibir sus palabras y compartirlas domingo a domingo en la edición impresa.
¡Quedan totalmente invitados a Expresarte!
De Crítica
Réquiem por el periodismo
Por Jesús Martínez
Una fotografía del ministro de Gobernación, Mario Durán, en un acto de solidaridad con las víctimas del deslizamiento a raíz de las lluvias en el caserío Los Angelitos II, de Nejapa, desató una polémica en algunos sectores adversos a la Administración del presidente Bukele.
Durán, como ministro de Gobernación, es el máximo responsable de Protección Civil. La coordinación de sus esfuerzos de rescate no solo se ha visto en esta tragedia, sino que también tuvo una destacada actuación con el fenómeno Amanda, que causó destrozos y dejó saldo de 14 fallecidos en su paso por El Salvador.
Los desastres naturales parecen no dar tregua al territorio salvadoreño, pero lo que en esta ocasión ha generado críticas es la foto del ministro. La pregunta es ¿dónde queda el trabajo periodístico? ¿Trabajar para una dependencia del Gobierno descalifica el acto de hacer fotos?
Llama la atención que muchas de las críticas vengan de los medios tradicionales y de periodistas, cuando muchos de los que han pasado por una escuela de Periodismo no desconocen qué es el fotoperiodismo.
Si no, es importante recordarlo: «El fotoperiodismo es un género periodístico que tiene como objetivo representar y comunicar a través de fotografías determinados acontecimientos, personajes, temáticas o sucesos.
Los periodistas que se dedican a este género se denominan reporteros gráficos o fotoperiodistas». «Así pues —explican los mismos textos—, la intención fotográfica es el acto de hacer fotos con un propósito definido, con una idea que queremos plasmar en una o varias imágenes».
Desde un punto de vista técnico, la fotografía o las fotografías de la tragedia cuentan con varias características elementales para los conocedores de la profesión: retratan un hecho actual, que es lo que le da relevancia para contarnos la historia de lo que sucede; se hizo en el lugar de los hechos, y nos da fe de lo que está pasando.
Asimismo, vemos que la lectura de la foto es que nos cuenta una historia; su narrativa nos ayuda a comprender más su mensaje. El fotoperiodista no cabe duda que tomó varias fotos de las circunstancias que rodeaban la tragedia, pero de todas, en la imagen de la solidaridad del ministro encontró cómo contar el rostro de la tragedia.
Ahora, si nos vamos a otros temas del deslave en Nejapa, allá acudieron muchos periodistas y todos publicaron imágenes. No debemos olvidar que todos los medios, sin excepción, manejan sus pautas. ¿Cuál es la diferencia de que otros periodistas tengan su propia línea editorial? No puede ser entonces que en algunas fotos existan problemas éticos y morales y para otras no. Sin embargo, en estos casos, como profesionales del periodismo, sin ninguna reserva se debe defender el trabajo del fotógrafo. No se debe buscar sesgos en la voluntad de informar.
Como dijo alguien, el soltar la cámara y correr nunca es una opción, y solo el amor por lo que haces es lo que hace que esa gente nunca deje de fotografiar.
De Poesía
Lluvia y pandemia
Por Guillermo Funes
Llueve suave,
cernidamente,
sobre los tejados añejos
de la barriada triste
y miserable.
Llueve suave,
imperceptible,
sobre las conciencias
y el dolor
que la pandemia deja.
Llueve suave,
tenue
como una caricia húmeda
sobre las mejillas rígidas
de los que luchan con la
muerte.
Llueve suave,
como una plegaria
del cielo derramada
sobre el dolor
que espera una vacuna.
Llueve suave,
como una melodía
sacra que hable de Dios
y de la esperanza.
Llueve suave,
suave, más suave,
hasta que, en el silencio,
queda solo el reposo
del último suspiro
y el eco imperceptible
de una última súplica
moribunda,
en unos labios flácidos.
Llueve suave…
suave…
sobre los que sin saber
suplicarán mañana.
De Crítica
Entre un crimen y la virtualidad
Por Roberto Carvajal
Después de más siete meses de cuarentena y como estaba programado, inició el 17 de octubre el Festival Hispano Salvadoreño, organizado por el Centro Cultural de España, en su tercera edición en el Teatro Nacional. Por cierto, muy bien preparado con las medidas de bioseguridad.
La primera pieza fue «Sin móvil aparente», del dramaturgo Pablo Iglesias Simón, con la puesta en escena de Libre Proyecto, la dirección de Isabel Estrada y la interpretación de Asuical Sandoval. La obra comienza en un espacio lúgubre y desolado: cuatro cubos en el escenario y de espaldas, el personaje con movimientos que dibujan una danza. Dicho personaje sin identidad está apostado en su ventana, recita que ve pasar los carros como diversión desde su infancia. Entre sus intenciones está cometer un asesinato; espera a su víctima y apunta su arma.
El protagonista busca un motivo para disparar. En ese conflicto, él como un sicópata, tal vez como un antisocial quizás, tiene entre sus manos la vida y la muerte.
«Sin móvil aparente», un texto finalista del III Premio de Teatro Exprés 2002, con tres páginas apenas, desafía la creatividad y la imaginación. Al final, el protagonista dispara sobre un inocente niño y ante este hecho juega a ser Dios, aparentemente sin un motivo.
La segunda puesta en escena del Taller Inestable de Experimentación Teatral (TIET) es «El pack», de Áurea Martínez. Jennifer Valiente, actriz, dramaturga y directora, representó el papel de Thais, quien vive en un lugar hermético, solo con la compañía de una planta y un pequeño muñeco.
Su relación con el mundo exterior es por medio de internet; y así transcurre su vida entre el trabajo y la vida social con videollamadas.
Thais toma café con sus amigos, hace ejercicio, conversa con su madre, atiende sus tareas laborales y hasta se divierte en fiestas en esta hiperconectividad.
La pieza transcurre con algunos momentos cómicos. La mayor fuerza expresiva llega cuando la protagonista se da cuenta por un error técnico del teleservicio adquirido que su madre ha muerto, lo que la hace reaccionar sobre esos «pack» que ofrecen las compañías de telecomunicación que nos tienen bajo control y entran a nuestra intimidad.
La tercera producción «A protestar a la Gran Vía» fue presentada por Teatro Célula, con la dirección de Rubidia Contreras, con muchos años de trayectoria en las tablas, y la actuación de Brenda Ramírez y Ale Mássimo, con un texto de Alfonso Mendiguchía.
Una pareja vive en una burbuja, con una queja constante sobre lo que hace la gente, sin darse cuenta que se queja de lo que vive un mundo atrapado por la modernidad.
De Poesía
Extraño
Por Miriam Ventura
Extraño ese sol quemante de abril,
aquella sonrisa tierna y sincera,
aquellas tardes de cielos color marfil,
de flores naciendo en la primavera.
Extraño tanto aquella mirada ausente,
que me hablaba de mil cosas sin hablar…
Cómo me duele el alma porque no estés presente,
cómo quisiera sin alas hacia ti volar.
Y así en mi memoria se van desempolvando
los recuerdos de niñez y adolescencia
que en las páginas de mi alma fui guardando
y que jamás ha de borrar la ausencia.
Jamás he de olvidar los inviernos,
esas lluvias que junto a ti vi caer,
los vientos, los cantares tiernos,
baños de rocío en cada amanecer.
Mi alma te ha llorado, te ha gritado,
evitando cuestionar el cruel destino.
Vivo el presente muriendo el pasado,
lavando mil lágrimas de tu camino.
Tardes alegres
¿Dónde están mis amigos
y las tardes alegres del barrio?
Creo que todo se ha ido,
hasta el cantar del canario.
¿Adónde fueron los recuerdos
de niñez y adolescencia?
Nadie pudo retenerlos
y se los llevó la ausencia.
¿Adónde se fue la brisa
de aquellas tardes alegres
cuando no había prisa
y nadie pensaba en quereres?
¿Adónde se fue la inocencia
de aquellos niños risueños?
Todo lo borró la violencia
de aquellas calles sin dueños.
Me quedé en el mar
Me quedé en el mar
navegando en las penas que si bien no matan
pero cómo duelen y hacen llorar,
sin poder cortar los hilos que a mi alma atan.
Me quedé bajo ese azul cielo
entre arenas que las olas no alcanzaban,
grises, secas como el corazón sin anhelo,
como avecillas que en el silencio cantaban.
Y amaneció una vez más
y aquel azul zafiro
cobijó nuevamente aquel inmenso mar
arrancándole a mi frágil alma un suspiro
y al corazón las ganas de amar.
Me quedé en el mar
esperando que la brisa tocara mi alma
y secara mis lágrimas al pasar,
pero me dejé arrastrar,
como se arrastra al caer la palma.
De Efemérides
En 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de noviembre Día Mundial de la Televisión, una fecha que conmemora, además, la celebración del primer foro mundial sobre ese medio. El Día del Músico se celebra cada 22 de noviembre, fecha en la que se conmemora a Santa Cecilia, patrona de los músicos.