El Salvador se ha convertido en una de las naciones más seguras del mundo, con menores tasas de homicidios por cada 100,000 habitantes que países considerados desarrollados. En Centroamérica —y buena parte de Latinoamérica— ocupa el indiscutible primer lugar gracias a las exitosas políticas de seguridad del Gobierno del presidente Nayib Bukele.
Los datos son contundentes. En este año, Guatemala mantiene altísimos niveles de violencia. Hasta el 30 de septiembre se han registrado 2,093 asesinatos, 80 más que los reportados en el mismo período del año pasado.
En las mismas circunstancias se encuentra Honduras, que ha sufrido altos niveles de violencia debido a la criminalidad, sobre todo de las pandillas. De acuerdo con los datos oficiales, hasta el 20 de octubre de este año se registraron 2,063 muertes violentas. En 2023, la cifra total de homicidios en Honduras fue de 3,361 y en 2022 de 3,664.
Costa Rica, que hasta hace poco era considerada «la Suiza de América», también registra una creciente violencia homicida. Hasta el 22 de octubre de este año se registraron 700 asesinatos. 2023 fue el año más violento en la historia costarricense, ya que se reportaron 907 homicidios.
Según las proyecciones, en 2024 también habrá un comportamiento similar en Costa Rica, con apenas 41 asesinatos de diferencia.
Este año, Panamá se ha visto afectado por la violencia criminal. De enero a septiembre se reportaron 450 homicidios, en un país que no solía presentar esos niveles de inseguridad.
Contrario a lo que sucede en Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá, El Salvador goza uno de sus mejores momentos. Durante la gestión del presidente Nayib Bukele, el país ha sido un oasis de seguridad en Centroamérica.
Ahora El Salvador es un referente en seguridad ciudadana. Bajó la tasa de homicidios de 106.3 asesinatos por cada 100,000 habitantes (la que hubo en 2015, durante el segundo Gobierno del FMLN) y la llevó a 1.9 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Desde enero hasta la fecha, el país ha reportado 100 homicidios, una cifra que, si bien es muy baja con respecto a los otros países de Centroamérica (en especial Guatemala y Honduras), todavía es un reto para las autoridades. El Gobierno no baja la guardia y mantiene activos el Plan Control Territorial y el régimen de excepción, como parte de la fórmula que ha convertido a El Salvador en una de las naciones más seguras del planeta.