El presidente Nayib Bukele transformó a El Salvador. De ser la capital mundial de los asesinatos pasó a ser la nación más segura del hemisferio occidental, gracias a las exitosas políticas de seguridad pública impulsadas por el gobernante.
Con el Plan Control Territorial y el régimen de excepción —que contiene, además, una serie de herramientas legales para permitir el trabajo contundente de las autoridades, tanto de seguridad pública, como fiscales, jueces y custodios de los centros penales—, el presidente Bukele logró que El Salvador conquistara la verdadera paz.
Como reacción, vemos ahora que el país es un importante centro de actividades internacionales, que van desde certámenes de belleza (como Miss Universo), eventos deportivos (como los Juegos Centroamericanos y del Caribe y múltiples torneos de surf) hasta el destino preferido por millares de turistas.
Las costas salvadoreñas, así como el renovado y rescatado Centro Histórico de San Salvador, se han convertido en importantes imanes turísticos, complementados con otros atractivos, como la riqueza precolombina en ruinas y monumentos, las montañas, los bosques cafeteros y las ciudades coloniales.
El país tiene un aeropuerto que cada día recibe a más visitantes (más de 3 millones en lo que va del año), convirtiéndose así no solo en un importante «hub» para distribuir viajeros en ruta hacia otras naciones, sino también en un destino turístico que se abre paso en la escena internacional.
Por ello, en consonancia con la nueva realidad de seguridad, legisladores estadounidenses agrupados en el caucus de El Salvador piden al Departamento de Estado reducir el nivel de advertencia de viaje, que actualmente es de nivel 3, es decir: reconsidere viajar, a nivel 1: tome precauciones normales, lo que implica el nivel más bajo de alerta.
La carta ha sido firmada por 13 legisladores, encabezados por los copresidentes del caucus, Matt Gaetz, republicano de Florida, y Vicente González, demócrata por Texas, lo que convierte a la iniciativa en un acto bipartidista, algo muy importante en la política estadounidense.
El Salvador es un país diferente al que conocieron personas que lo visitaron hace cinco años. Con las pandillas prácticamente desarticuladas, el nivel de seguridad es muy alto y la Policía Nacional Civil (PNC) resuelve los delitos que todavía se cometen de manera rápida y eficiente. Los pocos homicidios que se cometen se resuelven en menos de 24 horas y otros delitos son combatidos de igual forma, garantizando la seguridad de ciudadanos y visitantes.