La nominación del pasado 9 de julio como candidato presidencial por Nuevas Ideas de Nayib Bukele, acompañado por su fórmula Félix Ulloa, para las elecciones a celebrarse el 4 de febrero de 2024, ha motivado reacciones calenturientas de la oposición, alegando «su inconstitucionalidad», el inicio de «una dictadura» y acusaciones a violaciones a los derechos humanos de los pandilleros, rosario que la oposición vomita a escala nacional e internacional.
Sobre la supuesta «inconstitucionalidad» de dicha candidatura, el artículo 152, inciso 1.º, de la Constitución establece: «No podrán ser candidatos a presidente de la república: El que haya desempeñado la presidencia de la república por más de seis meses [durante el período] inmediato anterior, o dentro de los últimos seis meses anteriores al inicio del período presidencial». Nayib Bukele no ha desempeñado el cargo en el período anterior (2014-2019), lo que posibilita su candidatura, pues su inhabilitación surtiría efecto si estuviera ejerciendo el segundo mandato, norma vigente desde 1983, cuando se promulgó la actual Constitución.
La Sala de la Constitucional dictó sentencia 01-2021 del 3 de septiembre de 2021, mediante la cual daba por finalizada la discusión legal sobre este tema. Haciendo uso de su facultad constitucional interpretó el artículo 152, N.º 1, reconociendo la legalidad y base constitucional para que un presidente de la república, si lo desea y se retira seis meses antes del cargo, pueda postularse como candidato a un segundo mandato.
Sentencia obligatoria: «Ordénese al Tribunal Supremo Electoral dar cumplimiento a la presente resolución en lo relacionado a permitir de conformidad con el artículo 152, ordinal 1.º, que una persona que ejerza la presidencia de la república y no haya sido presidente en el período inmediato anterior participe en la contienda electoral por una segunda ocasión».
No habiendo impedimento legal, es importante el apoyo de la población a la candidatura del actual presidente, a quien no se le puede prohibir el derecho a presentarse a una elección, donde la mayoría de la población definirá en las urnas si le da el visto bueno para un segundo mandato.
Se vive un momento histórico en El Salvador, un parteaguas de largo aliento que definirá el rumbo del país a corto y mediano plazo. Nunca había existido un apoyo tan masivo y sostenido a un presidente. Las políticas públicas ejecutadas por el actual Gobierno en materia de seguridad son de trascendencia planetaria. La población exhala un suspiro de alivio ahora que la pesadilla de la tiranía de las pandillas sobre el territorio nacional ha llegado a su fin.
A escala internacional hay claros ejemplos de reelecciones por más de un período, como en Alemania, donde los cancilleres Helmut Kohl y Angela Merkel ejercieron el poder por más de 16 años, Estados Unidos, donde se han reelecto presidentes como Barak Obama, Bill Clinton, Franklin Delano Roosevelt, o España, donde el socialista Felipe González se reeligió en varias oportunidades.
Se trata de una propuesta que ha nacido del seno de las grandes mayorías, con un 90 % de aprobación debido al beneficio recibido en materia de seguridad ciudadana, problema número uno del país desde siempre, que ha sido controlado con la práctica desaparición de las pandillas.