Un extenso documento recién divulgado por Wang Yi, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China y ministro de Relaciones Exteriores, que sintetiza retos, propuestas, planes y proyectos para encarar el futuro de la humanidad, articula de forma precisa la preocupación china acerca de los megaproblemas que vive el planeta, como la amenaza de una guerra nuclear, el hambre, la pobreza, catástrofes naturales como huracanes, terremotos, tsunamis, El Niño, las nuevas pandemias y el calentamiento global. Como es frecuente, en los documentos chinos se abordan los problemas mundiales desde una perspectiva holística, acentuando la gravedad que estos representan para la misma existencia de la humanidad.
En 2013 el presidente Xi Jinping propuso construir una plataforma mundial bajo la pregunta «¿hacia dónde vamos?», durante una conferencia en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, subrayando que pueblos, países e individuos tienen interconectados sus destinos y deben permanecer juntos en la adversidad, construir un orbe inclusivo, limpio, seguro y próspero para hacer real el sueño de un mundo mejor, afirmó. En 2017, en su discurso en la oficina de Ginebra de las Naciones Unidas, propuso cinco objetivos para lograrlo: construir un mundo de paz permanente a través del diálogo y la consulta; seguridad común para todos mediante esfuerzos conjuntos; prosperidad común mediante una cooperación que beneficie a todos; intercambios y aprendizaje mutuo; construir un mundo ecológicamente limpio mediante un desarrollo verde y bajo en emisión de carbono. La apuesta china ha sido la creación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda y las Iniciativas de Desarrollo, Seguridad y Civilización Global, cuyos frutos han traído prosperidad y estabilidad al mundo.
La humanidad se encuentra en una encrucijada donde la interdependencia es la tendencia predominante a lo largo de la historia. La globalización ha convertido nuestro planeta en una aldea global, donde las nuevas tecnologías de la información y las autopistas de la era digital han roto fronteras y unido al mundo entero, intercambiando avances en internet, big data, computación cuántica e inteligencia artificial. La tesis central china es que los desafíos globales exigen una respuesta global ante el retorno de la guerra al escenario euroasiático y la amenaza de una hecatombe nuclear. Las nuevas realidades surgidas en la era del poscovid 19 muestran un retroceso económico, así como un retroceso del desarrollo global, donde la brecha norte-sur se ha ensanchado al grado que casi 800 millones de personas padecen hambre crónica en el mundo y el Índice de Desarrollo Humano ha disminuido por primera vez en 30 años. Las guerras y los conflictos en todo el orbe han resucitado una nueva Guerra Fría con el surgimiento de múltiples crisis de gobernanza en materia de energía, alimentos y deuda externa, ello en medio de un calentamiento global en aumento.
China propone un management global para tratar estos aspectos, pues solo juntos los más de 190 países del planeta podrán salir avante ante estos desafíos. Para ello deben relanzarse unas relaciones internacionales donde se enfoquen las nuevas características de la gobernanza global en temas como la apertura e inclusión, equidad y justicia, convivencia armoniosa, diversidad y aprendizaje mutuo, unidad y cooperación entre todos los países.
El mundo es ancho y ajeno, un mundo para todos dividido.
Frente a esta premisa que ha signado los destinos de nuestros países hasta el momento, China propone convertir las espadas de la guerra en arados de la paz, y promover un nuevo enfoque para la gobernanza global donde reinen la paz y la armonía entre las naciones. Para ello basa su propuesta en la antigua filosofía china de conceptos como el Tao o Dao (el camino), el ying-yang (polos opuestos) o el I Ching (el libro de las mutaciones), conceptos milenarios de la tradición china que se basan en la primacía de la armonía dentro de la diversidad cultural y la armonía global. Ejemplo de ello son las excelentes tradiciones diplomáticas de China, en cuyo intercambio comercial, político y social con el resto del mundo reina la solidaridad, el respeto por culturas y tradiciones diferentes y el desarrollo de la cooperación basada en el beneficio común igualitario.
Estos objetivos han sido siempre búsquedas comunes a la paz y la democracia de las naciones, desde la Paz de Westfalia de 1648, el humanitarismo internacional de las Convenciones de Ginebra de 1864, la Carta de las Naciones Unidas de 1945, así como los Cinco principios de Coexistencia Pacífica del naciente Movimiento de Países no Alineados en la Conferencia de Bandung, Indonesia, en 1955.
China tiene una política exterior de mantener la paz mundial, se opone a toda forma de hegemonismo y política de poder y no interfiere en los asuntos internos de otros países.
El mundo necesita paz, igual que el ser humano necesita aire y los seres vivos luz solar.
Con este documento sobre una comunidad global de futuro compartida, China muestra un tipo de pensamiento a largo plazo y de beneficio común para todos los pueblos del mundo. La tradición filosófica milenaria impregnada en este documento no cuenta el tiempo décadas sino por siglos y milenios, patente en la construcción de la Gran Muralla China, una de las obras arquitectónicas más imponentes de la historia de la civilización, realizada entre el siglo V a. C. y el XVI, un coloso que se mantiene hasta el sol de hoy en pie.
Con estos principios China promueve un verdadero multilateralismo en condiciones de igualdad, donde lo fundamental sean los valores comunes de la humanidad como la lucha por la paz mundial, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad entre todos los pueblos del mundo.