Isabel Paiz es una maestra que ha estado desde hace más de 20 años enseñando a niños de primaria. Sin embargo, no se había enfrentado a un reto como el de la pandemia por la COVID-19, pues con el confinamiento, las clases se desarrollaban únicamente en las plataformas educativas. Sin embargo, algunos de sus estudiantes no contaban con conexión a internet, y tampoco podían trasladarse a los centros educativos para recibir las guías. Por tal motivo, la maestra decidió visitar a cada estudiante y entregarles las guías, además de explicarles los temas que no comprendían.
«El aprendizaje no es solo llevar la guía, es que los niños comprendan y tengan sus conocimientos. Yo me quedaba apoyando a los estudiantes que lo necesitaban. Nosotros vivimos en una zona rural y al menos 12 niños tenían problemas de conexión. Fue un reto, pero mi compromiso fue ayudarlos durante todo el año», dijo Paiz.
La maestra cuenta con la especialización en Educación Básica e imparte clases en el Centro Escolar Buenos Aires 1, ubicado en una zona rural del municipio de Sonsonate.
Foto/DES
Ella es originaria de Nahuizalco, y ahí continúa viviendo con su esposo. Una de las motivaciones para llevar las guías hasta las casas de los estudiantes era ayudar a los niños de su comunidad para que accedieran a la formación y que, a futuro, puedan desarrollarse profesionalmente.
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«La pandemia fue algo duro, pero lo que hice fue identificar las necesidades y empecé a buscar a las familias para acompañarlas en el proceso. Salí a buscarlos casa por casa. Me quedaban cuatro niños que con la ayuda de la comunidad encontré. Las guías me han resultado de gran ayuda porque están explicadas, y para el papá se le ha hecho fácil y entendible», destacó.
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Una de las principales estrategias metodológicas que utilizó para mejorar la explicación de las guías fue marcar con amarillo las líneas o frases claves para comprender los temas, o las palabras que se relacionaban con las clases de Google Classroom, esto con el objetivo de que los padres comprendieran el tema y también pudieran apoyar a sus hijos.
Uno de los hogares que más tiempo le llevaba visitar era el de Cristian, uno de sus estudiantes, quien vive a 30 minutos de la casa de la maestra.
Paiz hacía sus recorridos caminando y, en algunas ocasiones, también la acompañaba otra docente. En las casas de los alumnos brindaba una pequeña clase, la cual tenía un objetivo motivacional para que los niños sintieran que las clases continuaban aún en el contexto de la pandemia.
De acuerdo con Paiz, su principal motivación para hacer estas actividades fue el interés de saber que los niños pudieran continuar aprendiendo. «Cuando veía las tareas de los niños, que me enviaban en WhatsApp, me mandaban videos de los niños bailando música folclórica. Ellos tenían un enorme interés a pesar de estar pequeños, y siguieron luchando. Había familias que en un mismo teléfono estudiaban hasta cuatro niños. Esa fue mi principal motivación para ayudarlos con su aprendizaje», detalló la docente.
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Por lo tanto, el esfuerzo que hizo la maestra rindió frutos, ya que todos sus estudiantes aprobaron el año escolar y pasaron a tercer grado. Ella sigue siendo su maestra guía para dar un seguimiento a su aprendizaje, pero también por los lazos emocionales que establecieron durante 2020.
Dos niños no concluyeron sus guías el año pasado, por lo que la maestra les dio un refuerzo hasta que las completaron y pudieron ser matriculados en tercer grado. La docente también imparte clases en parvularia.
Según indicó, en 2021 continuará trabajando por buscar nuevas alternativas para permitir que más niños tengan acceso al derecho de la educación.
«Ha sido una satisfacción como maestra y como persona. Si está a nuestro alcance poder ayudarlos, lo seguiré haciendo. Me deja una gran enseñanza y me motiva más para seguir enseñando», enfatizó Paiz.