Lo lograron: cuatro ritmos, cuatro grupos en un solo escenario hicieron volver al pasado lleno de buenos recuerdos a un público que llegó dispuesto a darlo todo. Así fue el festín musical que anoche vivieron los asistentes del Retro Music Fest, en el Complejo La Hacienda, en Antiguo Cuscatlán.
Por varias horas, los celulares compartieron historias con las canciones más representativas para los asistentes. Cada canción hizo eco en los recuerdos de la juventud y adultez de los presentes.
La noche arrancó motores con los teloneros Taxi Driver quienes, entre otras canciones, decidieron rendir homenaje a otras bandas locales con sus propias versiones de «La Maldita», de Adrenalina y el «Vendedor de sueños», de Broncco.
Caló rompió el hielo y entró pisando fuerte en el escenario con «No puedo más». Claudio Yarto entró con una gabardina, boina y lentes negros imponiéndose como la primera vez que estuvieron en el país Domingo para Todos.
Luego sonó «Capitán», y la canción que puso a todos a bailar por primera vez en la noche fue «El cubo». Yarto bromeó sobre su performance en el escenario tal cual hace 30 años, cuando inició el grupo: «Nada mal para 60 años… yo me acuerdo que sus abuelitos brincaban más, púchica», dijo bromeando.
Caló (los primeros en salir) y The Sacados (los terceros en el escenario) fueron los de repertorio corto, pero que en lo mínimo desmerecieron la emoción de los artistas ni del público en cada melodía.
Cuando terminó la intervención de Caló, una de las asistentes cargada de emoción dijo haber vuelto al pasado: «Me sentí como en la chicago, de regreso al colegio, con todo y la falda de paletones».
Caló interpretó siete de sus éxitos, muy parecida a la The Sacados con 8 canciones. Los argentinos salieron al escenario con un traje que se robaba las miradas y acorde con el sentido del humor en sus letras. Ambos combinados con un traje a lentejuelas de fondo blanco con onomatopeyas en ellos, como: pow, ouch, boom.
Los argentinos hicieron bailar a los asistentes con «A mi chica le gustan las de miedo». «Bikini a lunares amarillos», «Ritmo de la noche» y la infaltable «Más de lo que te imaginas».
Los platos fuertes
Los repertorios largos de la noche y que llevaron a otro nivel a los asistentes estuvo a cargo de Moenia y Moderatto.
Ambos grupos dieron un espectáculo cargado de energía y de interacción con los salvadoreños, quienes no dudaron en corresponder con la misma vibra.
Moenia deleitó al público con 13 canciones de su repertorio entre las que intercalaron un diálogo de buena vibra con la audiencia. Alfonso Pichardo, vocalista de la banda manifestó su alegría al estar de nuevo en territorio salvadoreño después de muchos años.
«El hecho de que estén aquí más allá de que se diviertan y todo, también es un mensaje: las cosas van bien. Vamos a hacerlo vamos a divertirnos, vale la pena decirlo», afirmó el cantante.
Entre las preferidas de la velada estuvo «Déjame entrar», «No importa que el sol se muera», «¿En qué momento?» y, desde luego, «Manto estelar» y «Ni tu ni nadie».
El broche de oro o de la irreverencia que terminó de premiar a un público fiel, fue la participación de Moderatto.
Con un vestido blanco de novia y una chamarra de cuero al mejor estilo roquero, Jay de la Cueva salió al escenario tocando su guitarra rosada y lentes oscuros. La audiencia no paraba de gritar mientras el mexicano hacía lo suyo en el escenario: encender al público con «Muriendo lento».
La banda completa mostró también su estilo de rock glam que tanto gusta. Después de un solo de batería, Jay regresó al escenario ahora con un traje negro con detalles de colores para gritar «El Salvador el número uno de Latinoamérica».
Con varios cover y letras originales, en total, Moderatto interpretó 12 canciones que dejaron a todo con ganas de más hasta el amanecer.
El público se enardeció cuando Jay hizo un llamado a hacer ruido, a dejar a un lado las mesas y pedirles a los asistentes del área gold que ingresaran al frente, pidió a la seguridad que los dejara pasar para estar más juntos.
Esa no sería la primera interacción con el público, más tarde diría que tenía necesidad de navegar en las aguas salvadoreñas y sacar el Cristóbal Colón que llevaba dentro. Su staff se preparó y ayudado de un colchón inflable, Jay se desplazó hasta el medio del público saludando y agregando más emoción.
Los «malditos pecadores», como Jay llama a sus fieles, no se sentaron ni un momento desde que Moderatto salió al escenario y espíritu de los roqueros hizo que hombres y mujeres sin distinción cantaran «Amor prohibido», «Ya lo veía venir», «Sentimenttal», «Mil demonios», y «Lamento boliviano», en un homenaje póstumo de parte de Jay a Marciano Cantero, vocalista de los Enanitos Verdes y quien recientemente falleció tras una exitosa gira.
Moderatto cerró la noche con más de lo que los asistentes esperaban, sin lugar a dudas, en una noche en la que todos volvieron al ayer y regresaron con una sonrisa por los buenos tiempos.