La economía en el mundo se ha vuelto muy complicada. La crisis de la cadena de suministros ha puesto al comercio global en problemas, y afecta no solo a los productores de países lejanos, sino también a los consumidores, que no solo tienen que pagar más por los productos que antes conseguían más baratos, sino que también deben esperar incluso meses después de haberlos pagado.
Los cargueros se amontonan en los puertos obligando a los gobiernos y a los administradores a implementar turnos de 24 horas durante los siete días. En California, además, hay escasez de camioneros para transportar los miles de contenedores que a diario llegan a Los Ángeles y a otros puertos.
Para empeorar más las cosas, Estados Unidos sufre un fenómeno conocido como «la gran renuncia», en la que más de 5 millones de empleados se han retirado de sus trabajos luego de la pandemia debido a que deseaban continuar trabajando desde su casa, aunque sus labores requirieran estar en sus oficinas o porque consideraron que no estaban lo suficientemente remunerados o porque creen que el trabajo es «muy pesado».
Las compañías navieras han aumentado los fletes, por lo que los costos son más elevados. Un contenedor que venía desde China a El Salvador costaba $4,000, pero ahora, tras la crisis, cuesta cinco veces más.
Lo mismo pasa en Europa y en otras áreas geográficas. El petróleo ha empezado a incrementar, de manera que se une a la ola de encarecimiento, empujado, en gran medida, por la reactivación de las economías en todo el mundo.
Tradicionalmente, un país como El Salvador no tenía otra salida que hacer de tripas corazón y apretarse el cinturón para enfrentar ese aumento. Sin embargo, las cosas están cambiando para bien.
El presidente Nayib Bukele anunció que el acuerdo logrado con dos cadenas distribuidoras de combustibles, para cobrar $0.20 menos por galón si se paga con Chivo «wallet», se había extendido, primero desde la primera quincena de octubre hasta el final del mes y ahora por dos semanas más.
Esto con un beneficio extra: ahora son $0.30 de descuento por galón de combustible, para ayudar a aliviar la economía familiar, pero con la ventaja de que se extiende para toda la sociedad, pues al pagar menos por diésel, un transportista puede cobrar menos a los usuarios, que, a su vez, deberán trasladar el beneficio a los compradores de frutas, verduras y de cualquier otro producto.
Todo esto es gracias al bitcóin, la criptomoneda que circula de manera oficial junto con el dólar desde el 7 de septiembre. El aumento del valor del bitcóin ha permitido generar ganancias a la billetera Chivo, que se han utilizado para construir un hospital veterinario público y para apoyar la economía de las familias que compran combustibles.