El Congo está ubicado en el departamento de Santa Ana, durante la administración del expresidente Francisco Guillermo Flores Pérez y por decreto legislativo n.º 789, publicado en el Diario Oficial el 23 de diciembre de 1999, se le otorgó el título de ciudad.Se constituyó a largo del ferrocarril entre la estación de Sitio del Niño y la ciudad de Santa Ana, a finales del siglo XX, en la jurisdicción de Coatepeque.
En 1910, dicha aldea tenía una población de 500 habitantes y le correspondían los tres cerritos denominados los Siete Príncipes. Tiene una extensión territorial de 91.43 km², tiene 24,219 habitantes: 11,488 son hombres y 12,731 son mujeres; según el censo de 2007, ocupa el puesto número 58 en población. Pese a que su población es el 52 % de mujeres, el problema social más grande es la violencia intrafamiliar, y la violencia contra las mujeres.
Preocupada por esta situación tuve una conversación con el alcalde actual de El Congo y candidato a alcalde para reelegirse conocido como Tato Lara, quien me manifestó que a la fecha existe una Unidad de Género, la cual goza de una partida presupuestaria para el beneficio del trabajo a favor de las mujeres, que es de $31,808.61.00 anuales y que pese a que se han podido brindar varios talleres en diferentes ramas para que ellas puedan independizarse económicamente y desarrollarse, aún no se logra abarcar las necesidades de las mujeres que también son jefas de hogar.
La propuesta del alcalde de El Congo, Tato Lara, para mejorar el desarrollo integral de la mujer es la creación de una Casa de la Mujer Congolense. Sin duda alguna esto tendría por objeto incrementar el presupuesto por medio de una reforma presupuestaria. -Esta propuesta tendría como funciones dar una atención integral a la mujer, en los siguientes aspectos: 1) psicológica, cuando han sido víctimas de violencia, 2) asistencia legal para que puedan conocer sus derechos y defenderlos, 3) educación en varias ramas, como talleres vocacionales para su independización económica, 4) proyectos de gestión de becas universitarias, 5) espacio de albergue para ellas y sus hijos, cuando obligadamente deben huir del hogar por miedo al agresor, 6) trabajar coordinadamente con instituciones protectoras de la mujer para mejorar sus condiciones de desarrollo y potenciar su independencia; esto indicaría gestión de fondos semillas para fortalecerlas en emprendimiento.
De lo antes expuesto por Tato Lara, no me cabe duda de que cuando se quiere trabajar todo se puede lograr. Me alegra de que haya hombres sensibles a la situación delicada de las mujeres.
Nunca es demasiado cuando se trabaja en función del desarrollo integral de la mujer. Somos el 52 % de la población en El Salvador, y un proyecto de beneficio para nosotras beneficia a la familia, pues el 70 % de sostenibilidad lo damos las jefas de hogar.