El vicepresidente Félix Ulloa y el director de Reconstrucción del Tejido Social, Carlos Marroquín, acompañaron a representantes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en un recorrido por el cantón El Tamarindo, en Conchagua, La Unión, una comunidad que durante décadas fue asediada y controlada por las pandillas.
La visita constató los resultados en materia de seguridad en la zona, en la que ahora la población desarrolla en tranquilidad sus diferentes actividades. La
delegación llegó hasta la cancha de fútbol playa en la comunidad donde la niñez y la juventud se entretienen con esta disciplina deportiva.
«La Mara Salvatrucha tenía controlada la vida de las familias y los jóvenes, y por fin con la acción del Plan Control Territorial hemos liberado a la comunidad de ese flagelo. Ahora tenemos la oportunidad de desarrollarnos como comunidad libre de la violencia de las maras», dijo el vicepresidente.
Posteriormente, los funcionarios y representantes de los organismos internacionales se desplazaron caminando por la comunidad y se dirigieron al Centro Urbano de Bienestar y Oportunidades (CUBO) que construyó el Gobierno para llevar programas de prevención y desarrollo a la niñez, la adolescencia y los jóvenes.
Yvette Blanco, representante de Unicef en El Salvador, destacó que el cambio de El Salvador en materia de seguridad es palpable en las comunidades, y lo expresan las familias que residen en ellas, quienes ahora también cuentan con un espacio con enfoque de educación como el CUBO.
Blanco anunció que Unicef apoyará al CUBO de El Tamarindo para contribuir con la tarea de educar a los niños y los jóvenes, pues le apuestan a la prevención de la violencia a través de la educación, la inclusión y el aprender a vivir pacíficamente. El Gobierno calcula que este CUBO atiende a 4,000 usuarios al mes.