Para el partido FMLN, el departamento de Usulután representaba uno de sus principales bastiones políticos, pero, sorprendentemente, lo perdió en un año y medio. Incluso, un líder que dio vida al instituto político nació en las tierras usulutecas: Schafik Jorge Hándal, revolucionario por convicción y candidato a la presidencia de la república en 2004.
Las elecciones de 2018 le dejaron buen rédito al partido de izquierda, ya que, de las 23 alcaldías que estaban en disputa, terminó ganando 11, cubriendo políticamente casi la mitad del departamento.
Algunas de las alcaldías obtenidas en ese evento electoral ya venían de larga data siendo rojas, y eran las insignias que se destacaban.
Pero esa época de triunfo en Usulután pronto dejaría de existir, pues la población, tras muchos engaños y promesas incumplidas, comenzó a dar la espalda.
El 2021 fue, como la obra del escritor colombiano Gabriel García Márquez, la crónica de una muerte anunciada para el FMLN en el departamento. Contrario a las 11 alcaldías que tres años antes había obtenido, esta vez solo retuvo cuatro, por lo que vio cómo su caudal de votos se iba desvaneciendo. Además, en la Asamblea Legislativa alcanzó a conservar un escaño, por la modalidad de residuos.
La relación político-electoral entre el FMLN y Usulután tuvo su punto final cuando los cuatro alcaldes que gobernaban con la bandera roja (Ereguayquín, California, San Francisco Javier y San Agustín) entregaron sus cartas de renuncia de forma irrevocable.
El impacto político para el FMLN al perder Usulután solo podría ser el inicio de un oscuro y nada alentador futuro, ya que irá a los comicios municipales, legislativos y presidenciales de 2024 entre la duda, la falta de certeza y el rechazo de los salvadoreños. La última encuesta de CID Gallup le otorgó preferencia de apenas 2 %.
Usulután podría ser solo el primero de más descalabros territoriales para un partido que no enrumba su barco y naufraga.

Para el partido FMLN, el departamento de Usulután representaba uno de sus principales bastiones políticos, pero, sorprendentemente, lo perdió en un año y medio. Incluso, un líder que dio vida al instituto político nació en las tierras usulutecas: Schafik Jorge Hándal, revolucionario por convicción y candidato a la presidencia de la república en 2004.
Las elecciones de 2018 le dejaron buen rédito al partido de izquierda, ya que, de las 23 alcaldías que estaban en disputa, terminó ganando 11, cubriendo políticamente casi la mitad del departamento.
Algunas de las alcaldías obtenidas en ese evento electoral ya venían de larga data siendo rojas, y eran las insignias que se destacaban.
Pero esa época de triunfo en Usulután pronto dejaría de existir, pues la población, tras muchos engaños y promesas incumplidas, comenzó a dar la espalda.
El 2021 fue, como la obra del escritor colombiano Gabriel García Márquez, la crónica de una muerte anunciada para el FMLN en el departamento. Contrario a las 11 alcaldías que tres años antes había obtenido, esta vez solo retuvo cuatro, por lo que vio cómo su caudal de votos se iba desvaneciendo. Además, en la Asamblea Legislativa alcanzó a conservar un escaño, por la modalidad de residuos.
La relación político-electoral entre el FMLN y Usulután tuvo su punto final cuando los cuatro alcaldes que gobernaban con la bandera roja (Ereguayquín, California, San Francisco Javier y San Agustín) entregaron sus cartas de renuncia de forma irrevocable.
El impacto político para el FMLN al perder Usulután solo podría ser el inicio de un oscuro y nada alentador futuro, ya que irá a los comicios municipales, legislativos y presidenciales de 2024 entre la duda, la falta de certeza y el rechazo de los salvadoreños. La última encuesta de CID Gallup le otorgó preferencia de apenas 2 %.
Usulután podría ser solo el primero de más descalabros territoriales para un partido que no enrumba su barco y naufraga.