Las operaciones de rescate de los desaparecidos en las inundaciones en la región española de Valencia están centradas en esta fase en parqueos y subterráneos, con las autoridades preparadas para recibir hasta a 400 víctimas mortales, muchas más de las 217 halladas hasta ahora. Mientras tanto, las lluvias también causaron estragos en Barcelona, donde la alerta roja provocó la suspensión de los servicios de trenes y vuelos.
Un día después de una jornada caótica en la que los reyes de España y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fueron recibidos con insultos y bolas de barro por una población desesperada e iracunda en una de las localidades afectadas en la región de Valencia, la prioridad sigue siendo la localización de los desaparecidos y la identificación de los cadáveres.
Para ello, el jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Javier Marcos, explicó que prevén una morgue para 400 cuerpos, casi 200 más de los que constan en el balance actual. «Hemos previsto una morgue que tiene capacidad para 400 fallecidos», explicó Marcos en una conferencia de prensa en Madrid. «Estos fallecidos no se encuentran en unas condiciones, como pueden imaginar, de normalidad. Necesitan un espacio digno, una atención digna», ahondó.
SE ENFRENTAN A MILLONES DE LITROS DE AGUA
La principal preocupación se encuentra en el estacionamiento subterráneo de Bonaire, el centro comercial de Aldaia. «Ahora mismo, el centro comercial está devastado en la parte superior. Y la parte inferior es una incógnita terrible. No tenemos la certeza de lo que vamos a encontrar», afirmó a la televisión pública TVE el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján.
El general jefe de la UME manifestó que «todas las capacidades de las Fuerzas Armadas para achicar ese aparcamiento están en marcha, pero hay millones de litros».
Los buzos lograron entrar en el estacionamiento, y al final de la mañana la Policía informó que no se encontraron cuerpos en los primeros 50 vehículos inspeccionados.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) dio un respiro al asegurar que la «crisis meteorológica» sobre Valencia había terminado, pero la preocupación se desplazó al norte, hasta Barcelona y Tarragona, donde se decretó durante unas horas la alerta roja ante la intensidad de las precipitaciones generadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA).
Las lluvias torrenciales en Barcelona llevaron a cancelar el tráfico de trenes de cercanías, a anular 153 vuelos y a desviar 18 de ellos, además de retrasar medio centenar de vuelos y demorar la circulación del tren de alta velocidad entre la ciudad y Madrid.