¿Cómo Verónica Guerrero se ha posicionado en los medios de comunicación?
Es un trabajo largo en cuanto a hacerte una imagen, que la gente vaya reconociendo tu estilo, tu forma de comunicar, qué comunicas; todo lo que comunica, no solo es la imagen física. Porque si a mí algo me gusta de la televisión es eso, que puedes hablar con tu imagen. Si no eres auténtica, no duras en el tiempo. La gente se da cuenta de cómo eres realmente y creo que la clave es ser tú misma, que seas natural. La gente se merece eso: que seas transparente. La gente quiere que la saludes en la calle, que te tomes una foto con ellos, que les des un autógrafo. Me encanta, es parte de mi trabajo y lo amo. Amo todo lo que venga con él.
¿Cuántos años de trayectoria en los medios?
Treinta años. Inicié en Canal 10, luego pasó un año donde solamente me dediqué a comerciales de televisión, de cine, modelaje de pasarela, portada de revista y locución de comerciales. Luego, en 1992, me invitan a formar parte de Domingo para Todos, donde estuve 20 años; luego TCS viene con un proyecto con el cual yo también soñaba y llegó el momento de cambiar. Nunca he considerado salir de la televisión; esto es lo mío. Luego se me da la oportunidad de ingresar a «Grandiosas» que fue un proyecto en el que estuve seis años y para mí fueron lo mejor; ahí fue donde me proyecté mejor. «Grandiosas» me daba la oportunidad de dar mi opinión en temas que son un poco más serios y me hizo sentir muy cómoda. Luego viene la oportunidad de estar en radio, yo todavía estaba en la universidad, saco la carrera de Psicología. A mí me daba miedo la radio, porque es mucho más fácil para mí hablar con el cuerpo, con la mirada, con las manos. Después viene el proyecto De Mujer a Mujer, con Canal 33; y fue quizás uno de los momentos más complicados de mi carrera porque había estado tantos años dentro de una empresa y había sido mi casa. Pero mi esposo, Juan Carlos Alarcón, que siempre ha estado al frente de mí y me hace ver cosas que yo no veo, me dice pensá en una cosa: es más fácil que vengan ahorita a buscarte, que tú después tocar una puerta; y, pensá otra cosa, cuántos años tenés ya de estar en televisión y todavía se están fijando en ti. Entonces, así fue, no lo pensé más y tomé la decisión de irme de TCS y me fui por la puerta grande. Eso fue por 2015-2016.
¿Cómo conecta las comunicaciones con la psicología?
A mí me gustó la psicología desde siempre, pero también me apasiona el diseño. Estudié Arquitectura tres años y luego Diseño de Interiores dos años y medio y, luego, como empecé en esto de los medios llegó un momento en el que me chocó y si algo tenía bien claro es que no iba a dejar la televisión. Entonces, la arquitectura era como mucho y mi primera opción, de hecho, siempre fue la psicología. Con la psicología me voy dando cuenta de que aplica para todo y va de la mano con el trabajo, porque tenemos temas como la educación de nuestros hijos en casa, cómo podernos desarrollar como mujeres, cómo no permitir que se nos maltrate.
¿Cómo nace su firma de ropa?
Yo crecí entre tijeras, hilos y telas. Mi mami es maestra de profesión y llevaba a la par un negocio de costura, que teníamos en casa. Hacíamos vestidos de niñas y yo le hacía los dibujos y mi mami los sublimaba en las telas y siempre me llamó la atención.Me ha gustado todo el tiempo, el
80 % de la ropa que yo uso es diseñada por mí, tengo una modista de hace muchos años que me ayuda de manera increíble para que pueda mostrar esas prendas que sueño dormida y despierta. Me encanta estar entre telas y escoger, diseñar para mis hijas y me gusta. Hoy por hoy no tengo una «boutique», la tuve físicamente antes de convertirme en mamá. Cuando me di cuenta de que estaba embarazada supe que no iba a poder con todo, porque estaba en la radio, en el canal, en casa y ya venía la bebé y diseñar es un trabajo apasionante pero demandante. A la fecha solamente hago encargos y con tiempo de anticipación.
¿De qué manera lleva Vero la esencia de su mami en la mujer que es ahora?
¡Uy!, en todo. Nos parecemos mucho. Yo me siento ella. Es increíble cómo recuerdo que a veces estaba en el pupitre de la escuela y yo me sentía mi mami, y hoy que soy mamá es mi referente. Mi mami, Mabel Joya de Guerrero, es mi referente en cuanto a la imagen que da. Es una mujer que trabajó mucho, trabajaba tres turnos en la mañana en el colegio, por la tarde con el sector privado, en la noche cortando tela para dejar los pedidos del negocio, se dedicaba a la casa, a nosotros, a mi papi. Todo el tiempo supo cómo administrar y a la fecha te preguntas cómo hace. Yo comencé a trabajar y todavía le pedía prestado.
¿Cuáles son esas preguntas que a veces se hace a usted misma?
Soy mamá de dos niñas, de ocho y seis años, Montserrat y Romina. A veces digo, ¿será que yo estoy haciendo un buen trabajo?, por ejemplo, cuando corrijo. Pero no me estreso. A mis hijas las dejo ser y hoy con la pandemia me he dado cuenta de esto de las habilidades que cada una tiene. Ahora los niños son más despiertos, y mis hijas son muy hábiles en el baile, en el dibujo, en la expresión corporal y me sorprende. Me gusta que se desarrollen también en otras cosas, en sus juegos, en sus muñecas, en sus TikTok que ya hacen pero que no las dejo publicar. A diario, con ellas voy descubriendo cuáles son sus habilidades para irlas apoyando.
¿Qué palabras le diría a su mami?
Aunque suene no sé si pretencioso, pero una satisfacción tengo en la vida y es que no tengo que pedirle perdón a mi mami por nada. Porque ella se encargó de que fuéramos personas de bien desde el principio. No hubo momentos con ella siendo malcriados, desatentos o malagradecidos. Cuando te vas de la casa y ocupas el rol de madre, te das cuenta de lo difícil que ha sido para ella, trabajando todo el tiempo y siempre estuvo pendiente. Valoro mucho más todo lo que hizo, pero nunca ni mis hermanos ni yo hemos tenido una condición de que le hayamos hecho algo a mi mami, que nosotros sepamos, porque también sé de que ella nos lo hubiera dicho. Que lindo tener una mamá. Mi mami tiene 79 años, los acaba de cumplir y es una mujer que se vale por sí misma, sumamente lúcida, y pienso en lo generosa que ha sido la vida conmigo.
¿Cómo quisiera que sus hijas la describieran?
Hace poco le hice esa pregunta a mi hija mayor y no me supo contestar. Espero que cuando estén grandes sí. Entonces, le dije si te dijeran cómo es mamá, ¿qué les dirías? Amorosa, dijo. Y le digo, aunque te regañe a veces, y me dice, sí, es por amor. La chiquita todavía cree que yo las pedí así a papá Chus, que yo le dije quiero a Romina, quiero a Montserrat, quiero que tengan estos colochos, estas manitas y así te pedí aquí conmigo. Ellas realmente son niñas de oración. A mí me costó tener bebés, casi cuatro años desde que me casé. Perdí un tercero a los tres meses de embarazo en 2016, sí queríamos tres. Ya no pasó nada y yo soy mamá de tres, porque sí fue un duelo, es otro parto y tengo a mi angelito allá en el cielo. Ya tengo 48 años, Dios no lo ha mandado y digo que es la voluntad de él. Quiero que recuerden que mamá siempre les habló claro, con la mejor sonrisa, y les permitió expresarse.
¿Cuál es ese momento que la ha marcado como mamá?
Como dicen Dios decide cuándo y en qué momento te manda familia. Yo siempre tuve claro que quería ser mamá. Tuve mi primera hija a los 40 años y no me fijé en nada de lo que la gente me decía. A veces decían es que vos quizás no queres tener hijos, y más no sabían la lucha que yo tenía. Al final, me casé de 35 años y yo estaba clara de que no iba a ser mamá joven, pero no me quitaba el sueño. Ahora, hoy por hoy, no te imaginas lo feliz que me hace tener a mis hijas chiquitas a mi edad. Solo pido salud y trato de cuidarme para estar con ellas mucho más tiempo. He disfrutado y saboreado la maternidad, el hecho de ser mamá a esta edad es lo mejor que me ha pasado en la vida.