El principal beneficio del éxito que ha tenido el Gobierno del presidente Nayib Bukele en el combate a la pandemia de la COVID-19 es la enorme cantidad de vidas que se salvaron: personas que se han recuperado de la enfermedad en el Hospital El Salvador, aquellas que previnieron complicaciones gracias a que recibieron las vacunas de manera oportuna y otras más porque recibieron a tiempo medicamentos de última generación para la enfermedad.
Gracias al éxito en la gestión de la pandemia, el país ha sido uno de los primeros en la región en dejar de manera voluntaria el uso de la mascarilla. Sin embargo, a decir verdad, el trabajo de prevención ha sido tan bueno que el hábito de cubrirse nariz y boca ha calado tanto que muchos ciudadanos siguen utilizando las mascarillas por prevención. Lo cierto es que los especialistas han demostrado que el uso de mascarillas previene enfermedades contagiosas transmitidas por el aire, como las gripes y los resfríos, que no son letales como la COVID-19 y sus múltiples variantes.
En su afán por atacar los éxitos del Gobierno, los órganos de propaganda de la oposición enfilan sus baterías de desinformación sugiriendo subregistros de enfermos y decesos, como si fuera posible esconder a enfermos y muertos por la COVID-19. Vimos que al inicio de la pandemia ni siquiera las grandes potencias podían enfrentar la ola de mortandad ni evitar el colapso de sus sistemas públicos de salud.
El Salvador, en medio de la pandemia, no solo recuperó de la ruina la red nacional de hospitales nacionales (que había quedado en muy malas condiciones después de 30 años de gobiernos de ARENA y del FMLN), sino que también pudo ampliar la atención en salud al edificar el centro de atención especializado en combatir la COVID-19: el Hospital El Salvador. Al mismo tiempo, gestionó la adquisición de diferentes vacunas para inmunizar a la población, tanto que el país incluso ofrece un segundo refuerzo de la vacunación, lo que se conoce comúnmente como cuarta dosis, algo que está fuera de alcance en las naciones vecinas.
Gracias a todas estas medidas y políticas implementadas, El Salvador ha generado las condiciones para que, hasta el 3 de mayo, se registraran 35 días sin muertes por coronavirus. En la región, ningún otro país ha tenido estos éxitos que benefician de forma tan directa a la población.