Decenas de niños han podido ver la luz gracias al trabajo en conjunto de los rescatistas, la sonrisa de los menores recompensa el ambiente desolador que se vive desde el lunes en Turquía y Siria, y en donde los terremotos de magnitud 7,8 y 7,6 ya mataron a más de 21,000 personas.
En medio de una nación en luto, también hay esperanza. Una caricia, un poco de agua o entregar a los niños en brazos de sus padres satisface las jornadas matutinas y nocturnas de los equipos.
Solo ahora, Hazal, de 5 años, fue sacada de entre los escombros de un edificio en la provincia de Hatay, Turquía, 72 horas después del terremoto. Su salida por medio de un agujero se convirtió en una victoria para el grupo de rescatistas. «¿Quieres agua?», consultó uno de ellos, a lo que la niña respondió: «No bebo agua, todavía no me han examinado». El video de este momento fue compartido en las redes sociales de la Fundación de Ayuda Humanitaria de Turquía (IHH).
En esta misma región, otro bebé de 2 años al que identificaron como Mert salió con vida después de 79 horas del potente sismo. Los expertos en desastres envolvieron con una manta al infante. Muchos son trasladados en ambulancias hacia los hospitales para recibir pruebas médicas.
En la provincia Kahramanmaras otro equipo se desplegó para rescatar a una mujer embarazada de ocho meses.
«Mientras mantengamos viva a una persona más, todo cansancio se convierte en alegría para nosotros», compartió uno de los auxiliares.
El miércoles denominaron «el milagro que vino después de 60 horas», el rescate de Emine, de 9 años, en el distrito de Hayrullah, Kahramanmaras. Horas más tarde localizaron a Zübeyde, una niña de 6 años, en otro sector de este distrito.
Cuando las circunstancias son diferentes también hay agonía para los socorristas. «A veces te sientes impotente y solo puedes llorar», dijo un miembro.
El Salvador se solidariza
La viceministra de Relaciones Exteriores, Adriana Mira; y la viceministra de Diáspora y Movilidad Humana, Cindy Mariella Portal, expresaron ayer sus condolencias en la embajada de Turquía en El Salvador, en homenaje a las víctimas y familias afectadas por los terremotos.
«Seguimos orando por el bienestar del pueblo turco y por la pronta recuperación de los sobrevivientes», compartió en redes social el ministerio de Relaciones Exteriores.