La madrugada del 11 de abril del 2022 es una fecha que El Salvador entero jamás podrá olvidar. Fue la primera vez en la vida que una persona salvadoreña pisó el hielo de la cima del Monte Everest. Fue Alfa Karina Arrué la que escribió, con letras de oro de altos kilates, su nombre y el de toda una nación en el registro de los elegidos que han tocado la cima del mundo.
«En ningún momento me arrepentí de lo que estaba haciendo. Tuve dos lapsus, pero volvería a escalar el Monte Everest», aseguró Arrué en una amena y entretenida plática que tuvo con «Diario El Salvador» hace algunos días.
Sin embargo, la escalada de este coloso la hizo desde tierras nepalíes, y ahora, en voz alta, piensa en un nuevo proyecto, que puede tener como objetivo llegar siempre a la cima, pero emprendiendo ese tedioso y peligroso camino desde China.
Fue en el segundo intento que logró culminar este plan. Allá por el 2015 empezó la preparación para ser la primera persona de El Salvador en llegar hasta la parte más alta del planeta, donde hay «más cielo que tierra», tal como lo parafraseo, retomando las palabras de otro montañista que estuvo antes en ese lugar que es para que pocos lo puedan disfrutar.
Los siete años de entreno constante escalando las montañas más altas de toda América, fueron claves para resumir en tres días todas las inclemencias que encontró a su paso.
Perdió hasta la «vergüenza», como ella misma relata, cuando le tocaba ir al baño. Puso en riesgo su vida, porque tenía solo 24 horas para hacer el ataque a la cumbre. Sabía de antemano que ese era el tiempo que le daban los especialistas para que su cuerpo empezara a descomponerse y a eso le agrega, sin ser poca cosa, que el camino es un lugar inhóspito, lleno de riesgos que le podían costar la vida.
«El encargado de los campamentos me dijo que nos teníamos que ir al campamento dos porque era el ataque de cumbre, porque hay que coincidir con la fecha (de la ventana de buen clima). Me sirvieron el desayuno y se me cerraban los ojos del cansancio. No iba a poder atravesar la otra parte si no duermo, entonces me dormí una siesta de una hora, me repuse para seguir. Ya en el campamento del silencio, que es una colina súper linda, y vos decís eso porque no sabés lo que hay ahí. Es una trampa mortal. Esa colina está llenísima de grietas y está cubierta con nieve», recordó Alfa Karina, para explicar que no hay ningún tramo sencillo en la gesta de hacer cumbre.
A Alfa Karina le tocó llegar sola a la cumbre, arriesgó en un porcentaje mayor su vida, lo que en algún momento su hija le recriminó. Porque le pidió que «volviera completa», con el conocimiento que de sometida a altas temperaturas se pueden perder partes del cuerpo.
Conoce el relato, en primera persona, de Alfa Karina Arrué en su travesía por el Everest en el video que puedes ver escaneando el código QR que aparece en la portada de esta edición.


