La pandemia de la COVID-19 ha cambiado la forma de celebración de la Semana Santa: procesiones móviles o dentro de los templos y sin elaboración de alfombras todo para evitar aglomeraciones y disminuir los contagios del coronavirus.
Antes del 2019 era común ver en diferentes calles del centro de San Salvador gran cantidad de alfombras con mensajes religiosos, conciencia social y de otro tipo, sin embargo, este año fue diferente, solo se vio una alfombra frente a la catedral metropolitana. Similar panorama se observó en la ciudad de Santa Tecla, donde el Paseo El Carmen era el punto encuentro para muchos artistas y familias que se reunían para elaborar los artes.
Rolando Antonio Gómez, tiene 19 años de ser cargador en la iglesia El Calvario, San Salvador y llegó a fotografiar la única alfombra elaborada frente a catedral y aunque lamentó que no se hayan realizado más, dice estar consciente que es para evitar contagios de la COVID-19. Agrega que le genera un poco de nostalgia porque la elaboración de ese arte es parte de la cultura salvadoreña y sirve para que las familias se entretengan.
«La Asociación del Viacrucis siempre pasaba frente a catedral con el Santo Entierro y daba gusto ver todas esas alfombras que las personas elaboraban, pero ahora todo se realizará dentro de los templos. La pandemia ha venido a cambiar todo, pero siempre estamos con alegría en el corazón que nos acordamos de Dios y pedir por todas aquellas personas que se han ido de este mundo a causa de la enfermedad».
Al igual que Gómez, varios capitalinos recorrieron el centro histórico de San Salvador en busca de alfombras. María Mendoza da gracias a Dios que, aunque sea una alfombra encontró en el lugar y espera que el otro año la situación mejore. «Estos años que sigan las tradiciones de todos los salvadoreños para no perderlas porque esto le vamos a heredar a nuestros hijos».
ORIGEN DE LAS ALFOMBRAS
La Semana Santa está llena de tradiciones, y una de las más recordadas son las alfombras. Elaboradas con sal, hojas de palma, aserrín, o rosas, no pueden faltar en estas fechas, principalmente en Guatemala, Honduras, y por supuesto, El Salvador.
Una de las principales razones de su origen se le atribuye a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos. Sin embargo, es el Viernes Santo que las calles de San Salvador, y de otras partes del país, se engalanan con esta decorativa tradición.
Su elaboración viene desde mucho antes, incluso se cree que fue traída por los conquistadores desde el Viejo Mundo, debido a que desde el siglo XIV, ya contaba con cierta popularidad en España.
Para su elaboración el proceso más común es elegir un diseño acorde a la época, se delimita el área en donde se va a colocar. Se humedece el piso, y se coloca ya sea el aserrín o la sal. Cada grupo lo hace con un proceso en específico, no existe un solo procedimiento.