Dos horas y media durará un vuelo desde El Salvador hasta República Dominicana, cuando en la actualidad tarda 14 horas, esto tras consolidarse la operación de la aerolínea Arajet que se encuentra a punto de iniciar operaciones en el país, así lo confirmó el comisionado de Proyectos Estratégicos, Cristian Flores.
Según el funcionario, la compañía caribeña se encuentra en la última fase para poder incorporarse al portafolio de empresas aeronáuticas que operan en el país.
«Estamos en la última fase para que la Autoridad de Aviación Civil (AAC) pueda darle la última certificación y que, en los próximos meses, primero Dios, podamos tener el vuelo inaugural San Salvador – Santo Domingo», estimó Flores.
Añadió que, la inversión realizada por Arajet para generar rutas directas entre El Salvador y El Caribe asciende a unos $1,500 millones y que se trata de una apuesta que se da en el marco de la confianza que genera el país ante la comunidad internacional.
Asimismo, el comisionado señaló que la modernidad del Aeropuerto Internacional Monseñor Oscar Arnulfo Romero, transformado en una las mejores infraestructuras aeroportuarias de la región, y el pujante sector turístico del país fueron algunos de los aspectos clave para que Arajet apostara por su incorporación a El Salvador.
«Las instituciones que miden el turismo a escala internacional ratifican que El Salvador ha tenido un crecimiento muy importante en materia de turismo, por tanto, esto es una proyección de Arajet de las oportunidades de crecimiento económico, inversiones y alianzas estratégicas con diversos sectores productivos de El Salvador», sostuvo el funcionario.
La empresa caribeña se convertirá en la treceava en volar desde Comalapa, uniéndose al portafolio que incluye a las aerolíneas American Airlines, United Airlines, Delta, Fly Frontier, Avianca, Iberia, Spirit Airlines, Aeromexico, Volaris, Copa Airlines, TAG y Tropic Air.
Flores también señaló que las acciones de seguridad emprendidas por el Ejecutivo bajo el régimen de excepción están permitiendo un mayor despliegue de las actividades económicas y las inversiones en el país, además del beneficio inmediato de eliminar el flagelo de la extorsión con el que las pandillas recogían hasta $80 millones al año.