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De Cuento
Dedicado a mis hermanas Duny y Camila Pacheco.
Por Andrea Beatriz Mejía
Había una vez una niña muy alegre y sonriente de nombre Citlali. Ella estudiaba en la escuelita cerca de su casa llamada el Rincón de los Sueños. Cada día Citlali, junto con sus compañeritos, esperaba ansiosa que la maestra Rosa, encargada de impartir la clase de Historia, les contara un pequeño fragmento sobre El Salvador y su cultura.
Esa mañana, cuando la maestra Rosa llegó al salón de clases, Citlali y sus compañeros se sentaron formando un círculo en el suelo, listos para hacer volar su imaginación con la nueva historia que les traía.
Maestra Rosa: ¡Buenos días, mis niños! Esta mañana saludaremos al universo como nuestros antepasados.
Manos arriba y digamos corazón al cielo.
Manos abajo, corazón de la tierra.
Manos a la derecha, corazón del aire, y manos a la izquierda, corazón de fuego.
Ahora sí, este día les contaré la historia de la familia Pashaca. Ellos vivían en una aldea llamada Guaymango, que se encuentra en lo que ahora conocemos como el departamento de Ahuachapán, al occidente de nuestro Pulgarcito. Los Pashaca pertenecían a un grupo indígena llamados pipiles, que en español significa «noble, señor o príncipe». Los pipiles habitaban la zona central y occidental de nuestro país y existieron desde el siglo X, es decir, hace mucho tiempo.
Ellos no hablaban español como nosotros, ellos hablaban náhuat, una lengua que muy pocas personas hablan en nuestro país; pero que está en nuestras manos no dejar que desaparezca y aprender la forma en que nuestros ancestros, o sea sus tatarabuelos, se comunicaban. No se sorprendan, todavía ocupamos palabras que provienen del náhuat.
Estudiante: Seño, díganos alguna palabra.
Maestra Rosa: Claro, Ismael, a eso iba. La palabra que les voy a decir es una de sus golosinas favoritas. -Todos: ¿Cuál, seño? ¿Cuál es esa palabra?
– Maestra: Es chocolate que en náhuat se dice «xocolātl», con una equis en lugar de la che, y que significa en bebida espumosa del cacao o bebida de los dioses. Pero sigamos con la historia de la familia Pashaca, que estaba formada por papá, mamá y su pequeña hija.
Todas las mañanas, el papá era el encargado de reunir a la familia y hacer el ritual del universo mencionando los cuatro símbolos que ellos adoraban: el cielo, la tierra, el aire y el fuego. Esos mismos que nosotros saludamos hace unos minutos.
El papá, después de hacer el ritual, se iba a cultivar frijol, maíz, tomates y chiles verdes, entre otras verduras y hortalizas. Mientras que mamá se quedaba en casa con su hija, llamada Xitlali, cortando mantas de algodón para sus vestidos.
– Citlali: Se llama como yo, seño.
– Maestra: Así es, mi pequeña. Ahora ya sabes que tu nombre tiene sus raíces indígenas de los pipiles, aunque lo escribían diferente. Tu nombre comienza con c y en náhuat comienza con x. ¿Sabes lo que significa tu nombre en náhuat?
– Citlali: No, seño. ¿Qué significa?
– Maestra Rosa: Pues Xitlali en náhuat significa «estrella». Eso quiere decir que tú, mi niña, eres una estrella también, una muy bonita y brillante.
– Citlali: Qué bonito, seño. Ya quiero llegar a casa para contarle a mi mamá que soy una estrella.
– Maestra: Siguiendo con la historia. Todas las tardes, los habitantes de la aldea pipil Guaymango se reunían en el templo para adorar a sus dioses: Quetzalcóatl, que era el dios principal; Tlaloc, dios de la lluvia, y Xipe Totec, dios de la nueva primavera. Los adoraban para lograr que sus cosechas dieran los frutos esperados y así tener siempre lo necesario para comer en el hogar.
Cuenta la historia que Atonal y Atlacatl eran unos héroes míticos pipiles porque cuando los españoles descubrieron a la maravillosa aldea de Guaymango quisieron conquistarla y robar todas las riquezas que la aldea tenía. Los españoles mandaron a uno de sus mejores soldados, llamado Pedro de Alvarado, quien en compañía de su ejército atacó la aldea, incluyendo a la familia de Xitlali.
Los pipiles lucharon con todas sus fuerzas para defender su tierra, sus creencias, sus tradiciones, pero todo este esfuerzo no dio resultado, pues el ejército español tenía mejores armas, ganando así no solo la aldea de la familia Pashaca sino todo el territorio pipil.
No hace más de 100 años, en 1932, aún existían comunidades pipiles en nuestro país, pero debido a las decisiones del presidente de aquella época tuvieron que esconderse para siempre. Fue así como en El Salvador poco a poco se fueron perdiendo los legados de nuestros indígenas pipiles, algunos de los cuales siguen escondidos, pero que es nuestra obligación, mis niños, hacer que sus costumbres, sus tradiciones y su lengua sigan con vida por muchos años más. ¿Qué les pareció la historia?
– Ismael: Seño, yo también como lo que comían los pipiles, maíz, frijoles y tomates.
– Citlali: Seño, los pipiles cuidaban mucho a la naturaleza, yo también quiero cuidarla como ellos y recordar siempre que ellos lucharon por su aldea.
– Maestra: Y aún, en este año, Citlali, en nuestro país hay pueblos donde se intenta conservar la lengua náhuat, además de todas las historias que existen de los pipiles. Pidan a sus padres que en el próximo paseo familiar los lleven a visitar los lugares donde vivían nuestros ancestros, como las ruinas de Tazumal o San Andrés. Eso sí, usando siempre sus mascarillas y alcohol en gel. No lo olviden.
Esto es todo, mis niños lindos. En la próxima clase conoceremos más historias de nuestro hermoso El Salvador. Así es como Citlali llegó a casa muy feliz a dibujar la historia de los pipiles que la seño Rosa le había enseñado.
De Poesía
PENSAMIENTOS
Por Jónathan Rivera
I
La vida es tan larga y a la vez tan corta que de nada sirve ir tan de prisa, porque al final nunca llegaremos a donde queremos llegar si nuestra ambición es infinita.
II
La sonrisa de mi rostro envejecido con el tiempo me contempla a cada momento. Solo la brisa del mundo y la prisa de mi tiempo ya perdido, porque corrí tanto que dejé todo en el olvido. Ahora que soy el primero en llegar de nada me sirvió, si no hay nadie aquí conmigo.
III
He metido la música en mi pensamiento. He tratado de ser mejor conforme pasa el tiempo, pero tengo un largo camino que recorrer y la lucha de la vida no quiero perder. Aunque me levanté, pronto volví a caer. Todo es una lucha constante que debo tener.
IV
Bebé, quiero regalarte una flor que diga que mi amor crece y crece sin decirlo con mi voz. Que tú sepas que te quiero y que esto no es algo nuevo. Que la noche en que nos conocimos me enamoraste… ¿qué voy a hacer sin ti, qué voy a hacer sin ti?, ¿qué vas a hacer sin mí, mi amor?
V
Quisiera verla de nuevo. Estar sin ella yo no quiero, eso no es nada bello. La vida de dulces y caramelos en un segundo se acabó. Tu sonrisa en la mañana la recuerdo en la cama. Aquí donde paso extrañando tu dulce voz.
VI
Después que tú te fuiste me he quedado triste. No te creas más que todas, que no eres más grande, porque el daño que me hiciste… Nos mandamos mil mensajes todo el día, me contabas lo que en tu día hiciste y ahora quieres ser mi amiga, pero si no hay amor, entonces ¿así qué chiste? Ha pasado poco tiempo, pero en las redes veo una foto que compartiste con otro «Romeo» y también te comprometiste.
De Mitología
AQUILES
En la mitología griega Aquiles o Aquileo fue un héroe de la guerra de Troya y uno de los principales protagonistas y uno de los más grandes guerreros de «La Ilíada», de Homero. Era nieto de Éaco e hijo de Peleo y de Tetis, por lo que se le llama a menudo «Pélida» y «Eácida».
En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser calificado como «el de los pies ligeros», ya que se le consideraba el más veloz de los hombres.
Leyendas posteriores afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón. Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón.
Es de aquí donde la expresión talón de Aquiles toma forma para aludir a la máxima debilidad de una persona, y en el campo de la anatomía se llama tendón de Aquiles a un tendón en la parte posterior de la pierna.
Como había predicho Héctor en su último aliento, su hermano menor, Paris, mató a Aquiles, bien con una flecha (en el talón, según Estacio). En algunas versiones, el dios Apolo guió la flecha de Paris, o bien Apolo lo mató disfrazado de Paris.
Aquiles también es famoso por ser el más hermoso de los héroes reunidos en Troya. En su mito es crucial su relación con Patroclo, su compañero de armas. Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos funerarios.
En «La Etiópida», de Arctino de Mileto, se decía que fue llevado por Tetis a la isla de Leuce (o isla Blanca). Allí se erigió un túmulo en su honor y se celebraron los juegos funerarios