Luego de pasadas las elecciones legislativas, de alcaldes, concejos municipales y diputados para el Parlacen, la nueva configuración política que vaticinaban las encuestas se materializó en el voto democrático de los salvadoreños.
El partido Nuevas Ideas tendrá mayoría de 56 diputados en la Asamblea Legislativa. El partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) cae de ser una fuerza de 37 a 14 diputados.
La Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) cae de tener 10 a cinco diputados. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) cae de 23 a cuatro escaños legislativos.
De la misma manera, el Partido de Concertación Nacional (PCN) solo logra dos curules (Reynaldo López Cardoza y Serafín Orantes), pese a tener nueve actualmente, y el Partido Demócrata Cristiano pasa de tres a una curul. Los partidos nuevos Nuestro Tiempo y VAMOS ganaron un escaño cada uno.
La denominada avalancha cian demostró su fuerza el pasado 28 de febrero y doblegó la aritmética legislativa a su favor para los próximos tres años. Las facultades que tendrá la bancada de Nuevas Ideas en su gestión serán las siguientes: podrá aprobar préstamos, elegir Corte Suprema de Justicia, fiscal general de la república, procuradores, suspender las garantías constitucionales y decretar guerra o calamidad pública.
El partido Nuevas Ideas sumará 61 votos con su partido aliado, GANA, por lo que se queda solo a dos para tener los 63 necesarios para lograr la mayoría calificada especial. La Constitución indica que con esta correlación puede posponer una elección presidencial por fuerza mayor.
Definitivamente, la vía hacia una mejor gobernabilidad ya está trazada. La oposición política básicamente solo tendrá una presencia física, pero será totalmente intrascendente en las decisiones que se tomen en el Órgano Legislativo.
Sin embargo, esta nueva generación de políticos debe marcar un antes y un después en la política salvadoreña, tanto en la corrupción que los partidos tradicionales habían traído consigo como una «lamentable tradición» hasta un arcaico y nauseabundo estilo de confrontación política que era totalmente infértil para los intereses de país.
Los nuevos diputados deben ser propositivos, sustentar sus iniciativas de ley con fundamentos jurídicos sólidos y que vayan en concordancia con el bienestar político-social que los proyectos gubernamentales actuales llevan intrínseco.
La oposición política básicamente debe reconstruirse si desea sobrevivir en un futuro político cercano. Los actuales diputados que no fueron reelegidos fueron castigados por la población salvadoreña porque su forma de trabajo ya no reúne los requisitos necesarios con la política actual que exige nuestro país.
De igual manera, los nuevos alcaldes de Nuevas Ideas tienen la responsabilidad de acuerpar, fortalecer y expandir en sus municipios los proyectos gubernamentales que están llevando un beneficio social de gran envergadura.
Las políticas de salud, seguridad y educación deben ser los pilares que le brinden un enorme caudal de apoyo a la economía salvadoreña. Es imperante la dinamización económica impulsada por los gobiernos locales y sistematizarla con la ayuda gubernamental e internacional.
Nuestro país tiene una gran oportunidad de escribir una nueva historia en la que el desarrollo sostenible y una proyección económica incluso a escala internacional sea muy posible.
La evidente mejora en seguridad pública beneficiará para ir paulatinamente instaurando el andamiaje de un modelo de seguridad ciudadana, el cual conlleva enormes beneficios para inversiones económicas extranjeras y locales.
El desafío para que El Salvador abandone el letargo del subdesarrollo debe superarse con la nueva generación de funcionarios que fueron elegidos.