Exgerente de operaciones y expresidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Oscar Armando Pineda Navas, fue el segundo invitado en comparecer ante la Comisión Especial, quien reveló que había inexistencia de una norma jurídica para el otorgamiento de los fondos a las ONG.
Navas laboró 38 años trabajó en la Asamblea Legislativa y dijo que, en su calidad de gerente de operaciones en ese momento, reconoció que no había ninguna norma que respaldara los procedimientos relacionados a oenegés.
«Las propuestas de las oenegés entraban por correspondencia oficial, pero aquí, (los diputados) incorporaban otras», explica el exgerente de operaciones de la Asamblea, Óscar Armando Pineda Navas.
De acuerdo con Pineda Navas, desconocía los parámetros para otorgar fondos a las ONG´s y detalló que era un procedimiento que se manejaban internamente en cada una de las comisiones. Además, agregó que en la discusión de los dictámenes no podía asegurar que solo los diputados participaban.
Por otra parte, aseguró que había riñas entre los técnicos con Alejandro Solano, exjefe de técnicos, «con el licenciado Alejandro Solano. Muchas veces se quejaban los técnicos que había demasiado celo, demasiado rigor», sostuvo.
También, ante el cuestionamiento de la presidenta de la Comisión Especial, Alexia Rivas, sobre si Alejandro Solano en verdad tenía conocimiento de los dictámenes de la Comisión de Hacienda, Navas aseguró que, «sí tenía conocimiento de los dictámenes que se aprobaban en la comisión de Hacienda y posteriormente en el pleno».
En consecuencia, Navas afirmó que «él (Solano) tenía autoridad sobre los técnicos. Estoy bajo juramento y debo decir la verdad». De su parte, comentó que solo recibían los dictámenes para enviarlos al Ejecutivo, como lo mandata la ley.
El presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, resumió las conclusiones tras los interrogatorios de esta forma: no existía marco legal para ese traslado perverso y arbitrario de dinero; que los diputados proponían y candidateaban a organizaciones con las cuales estaban vinculados para que recibieran miles de dólares; y que los técnicos, asesores y diputados del pasado se echan culpas entre ellos.