A Ricardo Guevara Mora, portero mundialista de España 82, le persigue la histórica estadística de 10-1 contra Hungría en una Copa del Mundo, pero salvó ese episodio negro para el fútbol salvadoreño, el ex guardameta de la Azul confeccionó una carrera cargada de éxitos.
Uno de los grandes privilegios que el «dios» le concedió al Negro Mora fue haber enfrentado a la constelación de estrellas que Argentina presentó en el Mundial de España 82 y entre estas iba Diego Armando Maradona que ya exponía sus pinceladas de fútbol y sobre quien el ex portero cuscatleco guarda algunas anécdotas y recuerdos.
Esta semana se fue Diego Armando Maradona, vos lo enfrentaste ¿te queda algún recuerdo especial de él?
Tuve la oportunidad de compartir muchas veces con él, no solamente en el mundial, antes tuvimos unos juegos con Boca Juniors, él era parte del Boca Juniors en ese tiempo. Incluso una vez estando en España, en Murcia, él estaba con el Barcelona y en una de las paradas que hicieron yo estaba en un restaurante y ellos entraron a comer. Ahí estaba él y de inmediato me conoció.
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¿Te habló?
Solo me dijo: que bueno que te veo, nosotros estamos de viaje y vos está en Murcia, a ver cómo le hacemos para juntamos después. Ósea cosas normales. La verdad es que a mí me golpeó mucho la noticia. Él tenía problemas de salud desde hace unos cuantos años y estaba aquella angustia de que él estaba pasando vicisitudes de salud y como que todo mundo se fue acostumbrando a que él siempre se superaba, y hoy cuando dijeron que lo operaron que ya estaba en su casa, uno quizá daba por descontado que ya lo había superado. De verdad que nunca me pasó por la cabeza [su muerte]. De repente su muerte me golpeó. Me quedé un rato sin hacer nada, me quedé pensando nada más en la suerte que tuve de haber podido compartir con él en varias ocasiones, incluso en el mundial [de España 82], que nos tocó jugar. El sueño de todos es llegar a las mejores competiciones del mundo, de poder jugar una Copa del Mundo y de poder enfrentar a las megas estrellas que llegan ahí y gracias a Dios tuvimos la oportunidad de estar en contra de Argentina y compartir con él. Y luego también cuando vino al país. Es difícil expresar el sentimiento de lo que te evoca hablar de fútbol y que ya no está él. Es un vacío enorme.
Ricardo, ustedes venían de perder 10-1 ante Hungría ¿sentiste algún sentimiento especial el enfrentar a Maradona, te pusiste el reto de que él no te anotara?
No, no nada que ver. Nunca pasó por eso, contra Bélgica [el pensamiento] era que no nos tenía que pasar lo anterior y con Argentina hubo un montón de cosas, que yo siempre digo que no me constan, pero pusieron declaraciones en boca de muchos de la selección Argentina, como por ejemplo que nos iban a hacer 20 [goles], pero más creo que fue un ardid de nuestros mayores para sacar el coraje y todos esos extras que se necesitaban para revertir la situación anímica que traíamos de contra Hungría.
¿Entonces no hubo ni siquiera mentalmente ese reto de que no te anotara Maradona?
No. Es que mira, Argentina no era Maradona en ese tiempo. Eran los campeones del mundo, era la selección que había ganado el campeonato mundial anterior y ahí estaba el [Mario] el Matador Kempes que era la estrella más grande que hubo en el mundial anterior [ al de España 82] y era uno de los mayores goleadores que hubo en Europa en este tiempo, Bertoni y Pasarella. Todos en la selección eran estrellas. Lo más grave es que no solo tenían a Maradona, tenían a todos esos talentos y cada quien recibía la pelota en el lugar y el momento donde él podía sacar más provecho. Entonces no era solo pensar en un jugador y modestia aparte, con respeto y sin ánimos de bajarle el ánimo a nadie yo todos los días tenía enfrente al «Mágico» y nos quedábamos después de los entrenos o antes, y él inventaba cualquier cantidad de trucos contra mí. A él le servía de práctica y a mí también. Es decir a mí no me intimidaba el tipo genio, me intimidaba el orden que tenía un equipo y las figuras que tenía. Así que entre todo eso yo no solo enfocaba a Diego, claro era uno de los tipos remarcables, pero de hecho no era el goleador en ese tiempo.
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En ese partido ¿viviste algunas jugadas particulares con él?
Sí, hizo un par de tiros libres a los que yo les llegué. Ya sobre el final del juego hubo un rebote en el área de nosotros que le quedó franco a él y quedamos mano a mano. Yo salí rápido, lo barrí y cuando él quiso regatear para sacarme, le metí un manotazo a la pelota y se la saque fuera del área chica. En lo que él fue por la pelota y regresó, yo estaba otra vez enfrente de él con dos compañeros míos y no pudo hacer nada. Era un gol cantado.
Ósea le sacaste un gol cantado…
Sí, pero como te digo era más el estar pendiente de todo lo que hacía. Si me preguntas quien me preocupaba más era [Osvaldo] Ardiles que era el que manejaba todo esa banda. Maradona era muy joven todavía.
Se dice que Maradona no reclamaba nada…
No, no, no, si algo tuvo fue ese carácter. A él le podían entrar fuerte y todo y al menos contra nosotros nunca se quejó, nunca reclamó. A veces hacía gestos de molestia, pero se levantaba y seguía jugando. Otros si tenían una lengua más venenosa que las patadas que nos pudieron haber pegado, pero él no.
¿Otros de Argentina?
Sí, por ejemplo [Américo] Gallego, y otros. Él no era el tipo de jugador llorón que a cada rato se caía al suelo y se quedaba llorando y lo sacaban en camilla. Él tenía eso que, nos enseñaron cuando yo empecé, de que no había que mostrarle el daño al contrario el daño que te había hecho. A veces nosotros sabíamos que lo habíamos tocado bien fuerte y él nunca lo demostró. Creo que él era de esa filosofía.
¿A quién le encomendaron la marca para ese partido?
La marca de él específica era Jaime [Rodríguez], pero cuando a Jaime se le iba del centro hacia las bandas no lo tomaba. Caía más a la banda de Pancho Osorto y cuando llega por el otro lado lo tomaba [Carlos] Recinos, y Paco Jovel les cubría las espaldas a todos. De estas cosas estábamos más acostumbrados, de tanto estar entrenando con el Mágico, que al orden que representaba tener enfrente a ese montón de mounstros de calibre mundial. Entonces era más difícil enfrentar a todo el bloque a todo ese orden que a uno solo.